Creador: Matthew Carnahan
Int.: Don Cheadle, Kristen Bell, Ben Schwartz, Josh Lawson, Dawn Olivieri, Donis Leonard Jr., Glynn Turman
Emisión: 2012, Showtime
1 temporada
Si hacen un repaso a la sección de series de televisión de este blog, se darán cuenta de que no hablo mal de ninguna de ellas. Obviamente, hay unas que me entusiasman más que otras, y algunas han degenerado bastante desde la ocasión en las que las comenté (One Tree Hill es para dar de comer aparte) pero la ausencia de críticas negativas se debe simple y llanamente a que no he empezado a ver una serie que no me haya gustado y haya dejado a la mitad. Suelo tener buen instinto para elegir lo que veo. Sólo me ha ocurrido en dos ocasiones: Entre fantasmas, porque la fórmula era tan cansina que me aburrió tras la tercera temporada, y Sin cita previa, que no me interesó lo suficiente como para retomar su segundo año en antena. Ahora hay que sumar una más a esta escueta lista, y lo hago con mucho pesar: House of Lies.
Desde su anuncio, la serie prometía bastante: comedia de Showtime, cadena por cable que ha dado cabida a joyas como Homeland, Dexter, Weeds o The Big C, sobre el despótico mundo empresarial, protagonizada por Don Cheadle, un actor de cine muy solvente, y Kristen Bell, que volvía a tener un papel fijo en la tele tras la gran Veronica Mars (y sin contar la narración de Gossip Girl). Además, el tráiler de lanzamiento tenía chispa y era lo bastante sugerente como para esperar grandes cosas de ella. Vista la primera temporada, compuesta por 13 episodios, puedo decir que nos encontramos ante un gran ‘bluff’ y les explicaré por qué.
Para empezar, la dinámica de la serie no engancha. En cada capítulo, los protagonistas visitan una empresa que solicitan sus servicios para que les presenten un plan de ayuda para mejorar sus finanzas (que siempre acaba derivando en sexo con alguno de los clientes). Más pronto que tarde descubrimos que la consultoría vende humo y que lo único que hace es venderles la moto para cobrar el cheque. Hasta ahí todo bien y supone un interesante intento de crítica al feroz capitalismo, pero los guiones se complican tanto con la palabrería económica que al final perdemos el hilo y no nos enteramos de los ardides de los personajes, por no hablar de que la comicidad brilla por su ausencia. En Anatomía de Grey también utilizan un vocabulario muy técnico y aunque no nos enteramos de lo que hacen en las operaciones da igual, porque de una manera u otra lo entendemos y nos enganchamos. Aquí esto no ocurre ni de lejos.
Y luego está el mayor problema de House of Lies: Don Cheadle. El protagonista de la historia rompe la cuarta pared y se pone a hablar directamente al público intentando explicar las reglas por las que se rige su trabajo. Un recurso cansino que lo único que hace es potenciar la imagen de triunfador de su personaje, Marty Kaan, al que no tardaremos en odiar porque va de sobrado y no nos la cuela. Cheadle intenta ser uno de esos villanos a los que se les coge cariño, como House, y se cree el nuevo Don Draper combinando una presencia de elegante éxito con la vulnerabilidad que sufre en el ámbito familiar, pero falla estrepitosamente en ambas vertientes. Me resulta completamente indignante que lo hayan nominado al Emmy por semejante papel.
Tanto Kristen Bell, guapísima y muy alejada de sus anteriores papeles, como los otros dos componentes del equipo, Ben Schwartz y Josh Lawson, están desaprovechadísimos porque no son más que comparsas en el show de Cheadle. Para más inri, la temporada finaliza sugiriendo lo que puede pasar en la segunda, y aun siendo algo que se veía venir de lejos resulta bastante turbador. House of Lies se deja ver, pero dudo mucho que la retome, a no ser que no tenga absolutamente nada más que ver o que me digan que la segunda temporada ha corregido los errores de la primera, pero eso supondría matar a Marty Kaan desde el primer capítulo.
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