Dir.: Seth MacFarlane
Int.: Mark Wahlberg, Mila Kunis, Seth MacFarlane, Joel McHale, Giovanni Ribisi, Laura Vandervoort, Patrick Warburton
¿De qué va?: Cuando John Bennett era niño deseó con todo su ser que su osito de peluche cobrara vida, y así sucedió. Más de 20 años después, Ted se resiste a dejar a John y eso saca de quicio a su novia Lori, que empieza a perder la paciencia porque John se pasa todo el día fumando porros con su osito.
Reseña: A Seth MacFarlane lo idolatras o lo detestas. O bien te partes de risa con el humor absurdo, ofensivo y cargado de referencias culturales de Padre de familia o simplemente no te hace ni p**** gracia. Después de sacar adelante American Dad y El show de Cleveland, variantes muy similares pero no tan geniales de Padre de familia, que con 11 temporadas a sus espaldas aún tiene cuerda para rato, el siguiente paso natural de la carrera de MacFarlane era el cine, y aunque hace tiempo que se viene hablando del salto de la familia Griffin al cine, finalmente ha sido con una película ajena a la animación que, eso sí, lleva la personal impronta de su autor.
Al igual que en Padre de familia, en Ted nos encontramos ante una situación surrealista contextualizada en una realidad reconocible. Ted es un osito de peluche que tras hacerse famoso al cobrar vida entra en decadencia y lleva una rutina de excesos a la que arrastra a su dueño, quien entra en el clásico conflicto de ‘colega versus novia’ cuando esta última le lanza un ultimátum. Si no fuera porque los chascarrillos de Ted son lo mejor de la película podríamos decir que el osito sirve tan sólo como metáfora del peterpanismo, el síndrome que padecen esos hombres que se niegan a madurar y que tan de moda se han puesto últimamente gracias a las películas de la factoría de Judd Apatow, pero por suerte, Ted es mucho más que eso y se convierte en el dueño y señor de la película gracias a sus continuas y sorprendentes salidas de tono.
Otra de las similitudes entre Ted y las aventuras de Peter Griffin reside en la combinación de humor escatológico (esa obsesión por los pedos) con humor basado en referencias culturales tan frikis como Flash Gordon y con otras relacionadas con las modas actuales que es mejor descubrir por uno mismo. La mezcla no sale tan natural como en Padre de familia porque da la impresión de que cada tipo de humor está enfocado a un sector del público determinado y no de forma global, además de que los gags brillantes no son tan numerosos como cabría esperar. Sin embargo, lo que más desentona de la cinta es un componente sentimental que ni es especialmente emotivo ni lo suficientemente irónico como para considerarlo una sátira.
Mark Wahlberg me gusta más cuando interpreta papeles alejados de los héroes de acción que suele interpretar, como el bombero de Extrañas coincidencias, pero me sigue pareciendo algo limitado y aquí, sin hacerlo mal, creo que otro actor podría haberle sacado más partido a su papel. Por su parte, Mila Kunis se reafirma como uno de los rostros más bellos del cine actual y como una talentosa actriz a tener muy en cuenta. La galería de cameos cómplices respalda el debut cinematográfico de Seth MacFarlane, una comedia con muy buenos momentos pero no tantos ni tan políticamente incorrectos como los fans de Padre de familia esperábamos. Curiosamente, la voz en off que narra el prólogo y el epílogo de la película es el único elemento de la cinta que mantiene intacto el espíritu cabrón de la serie animada.
6’5/10
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