Dir.: Mia Hansen-Løve
Int.: Isabelle Huppert, Roman Kolinka, André Marcon, Edith Scob, Sarah Le Picard, Solal Forte, Elise Lhomeau
¿De qué va?: Nathalie enseña Filosofía de forma apasionada en un instituto de París. Casada y con dos hijos, divide su tiempo entre la familia, antiguos alumnos y su madre, una mujer muy posesiva. Un día, su marido le dice que la deja por otra mujer, y Nathalie se verá obligada a aplicar sus teorías sobre la libertad y reinventar su vida.
Reseña: Tras inspirarse en la malograda carrera como DJ de su hermano para crear la historia de Eden, Mia Hansen-Løve se fija en su madre para desarrollar El porvenir, en la que narra la experiencia vital de una mujer que pasa en poco tiempo de no tener ni un minuto de respiro, debido a las atenciones que le demanda tanto el trabajo como la familia, a quedarse desocupada, libre y sola. Este conflicto, que en Hollywood se abordaría con un libro de autoayuda al estilo de Come, reza, ama bajo el brazo, es abordado por la realizadora francesa con una serenidad y una templanza que chocará a todos aquellos que esperen un momento de estallido emocional que libere a la protagonista, Nathalie, de todas las tensiones acumuladas, pero que nunca llega. Porque la catarsis no siempre se produce en un momento puntual, sino de forma transversal al transcurrir de la vida.
Aunque en un principio se nos muestra a Nathalie como una mujer fuerte y segura de sí misma, su fragilidad sale a relucir conforme su vida se va despojando de todo aquello que formaba parte de su rutina diaria. Son momentos de flaqueza tan discretos como el propio personaje, pues lejos de cargar las tintas en el drama, tanto la película como el personaje afrontan las situaciones difíciles con tranquilidad, amparándose en la literatura y en grandes figuras de la filosofía para reflexionar y debatir sobre cuestiones como la felicidad, las posturas políticas o la libertad; curiosamente, los autores que trabajan y citan los personajes en sus conversaciones son una pista importante acerca de la personalidad y el punto de vista de cada uno de ellos. Suena pedante y, efectivamente lo es, pero por otra parte se retrata bastante bien el ambiente burgués-parisino en el que se mueve la protagonista, además de establecer un interesante contraste respecto a la parquedad verbal con la que expresa sus emociones.
Ante todo, El porvenir es Isabelle Huppert. La actriz da una nueva clase magistral de interpretación natural y comedida dando vida a Nathalie. Todo lo que conforma el film pivota alrededor de ella, y en su rostro se concentra el dolor por las despedidas y la paz, la inteligencia y la serenidad que otorga la experiencia y el paso del tiempo, un tema que también sirvió de columna vertebral del trabajo previo de Hansen-Løve, Eden. Con su discreto, sutil y delicioso encanto, El porvenir se emparenta con los elocuentes retratos de la mujer madura de Éric Rohmer en films como El rayo verde o Cuento de otoño, y se alza como una oda a esas clases de Filosofía que algunos partidos políticos se empañan en eliminar de las aulas (no en vano, “enseña a los alumnos a pensar por sí mismos” como defiende Nathalie en una escena), a la madurez, a la libertad y a la felicidad que depende de uno mismo, no de los demás. Curiosamente, la película coincide en cartelera con cierta comedia romántica que viene a decir lo opuesto, que la felicidad a cierta edad sólo existe cuando es compartida. Que cada uno escoja la fórmula que le convenga más.
8/10