8/2/12

Estadística aplicada

Poster Moneyball

Dir.: Bennett Miller
Int.: Brad Pitt, Jonah Hill, Philip Seymour Hoffman, Chris Pratt, Robin Wright, Stephen Bishop, Kerris Dorsey
¿De qué va?: Billy Beane, gerente general de los Atléticos de Oakland, se ve en la tesitura de organizar el equipo de la próxima temporada con un presupuesto muy inferior al del resto de sus competidores en las Grandes Ligas. Para ello, decide contratar a Peter Brand, un joven economista salido de Yale,  que le enseña un método estadístico por ordenador que selecciona a los jugadores más idóneos a través de diversas variables.

Reseña: Recuerdo la existencia de un videojuego, creo que se llamaba Manager Football, que consistía en hacer fichajes, estrategias y demás para ganar partidos en vez de jugarlos manejando directamente al equipo. Evidentemente, muchos incautos que se acercaron al juego pensando que sería al estilo del FIFA o el Pro Evolution se sintieron estafados porque querían vivir los partidos en primera persona. Creo que se siguen sacando nuevas ediciones del juego pero no tiene tanto tirón como los otros. A lo que voy es que como toda profesión idealizada que se precie, la del futbolista y la de cualquier otro deportista profesional no consiste exclusivamente en entrenar y ganar sin más, sino que tiene detrás toda una maquinaria en funcionamiento que es la que en muchas ocasiones tiene la potestad de marcar la diferencia entre vencedores y vencidos.

Moneyball

En el mercado del ocio, parece que es el poderoso caballero Don Dinero el que dicta quién es el mejor actor, el mejor grupo de música o el mejor futbolista en función del salario que perciban. ¿Pero de verdad que las estrellas cobran lo que valen? La historia de Moneyball no es agradable para la industria y el star-system porque va en contra de sus principios. ¿Para qué pagar a un astro si con el mismo dinero se puede tener a dos jugadores sin tanto caché pero más eficientes? De la misma manera en la que La red social nos introducía en los entresijos de una revolucionaria manera de utilizar Internet, Moneyball nos muestra una manera diferente de entender la estrategia deportiva. No por casualidad, el artífice del guión del filme de Fincher, Aaron Sorkin, ha participado en la escritura del libreto. Su toque se nota en la agilidad de los diálogos, que facilitan la compresión del método y los datos que manejan sus protagonistas.

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Por si aún hay alguien que no cree que Brad Pitt sea algo más que una cara bonita, el actor se crece en un papel que, en realidad, no es material para lucirse. No es tartamudo, ni se le ha muerto nadie, ni llora, ni experimenta una catarsis , y aunque está basado en una persona real no es conocida y al carecer de alguna característica especial no podemos decir que ha realizado una de esas interpretaciones miméticas que tanto furor causan. Pero Pitt suple todo eso con carácter y actitud, diciéndolo todo con la expresión de su cara y a través de sus movimientos corporales; nos creemos que sea un perdedor que lo apuesta todo por lo que cree y eso es mucho más loable de lo que parece. Además, tiene una sorprendente química con Jonah Hill, el cual tiene una gracia natural que, aun sin estar del todo explotada, lo convierte en un digno escudero del actor.

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Moneyball es la mejor película sobre béisbol aunque, en el fondo, no vaya de béisbol. Sólo vemos imágenes de uno de los partidos, curiosamente, el único que presencia el protagonista, que prefiere no verlos, sino escucharlos de vez en cuando por la radio. Bennett Miller realiza una dirección sobria y eficaz, con algunos planos muy buenos y contagiada del desencanto que siente Billy Beane (Pitt) sobre el deporte. Es la clásica historia de David y Goliat, pero olvídense de los ñoños e hipócritas cuentos de superación yanqui, lo que aquí se consigue es una victoria silenciosa pero una gran victoria, al fin y al cabo.

8/10

1 comentario:

Chechinho dijo...

Muy buena película y buena crítica, Blanch.