Creador: Josh Thomas
Int.: Josh Thomas, Thomas Ward, Debra Lawrance, David Roberts, Renee Lim, Caitlin Stacey, Nikita Leigh-Pritchard, Keegan Joyce
Emisión: 2013 – Actualidad, ABC2 Australia
2 temporadas
Hoy, día del Orgullo LGTB, hay mucho que celebrar, especialmente la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de aprobar el matrimonio homosexual en todos sus estados sin excepción, pero todavía hay mucho por lo que seguir luchando. Ojalá llegue el día en el que un día como hoy deje de tener sentido, porque eso significará que se ha alcanzado la normalización. El Orgullo es tanto una fiesta que muchos aprovechan para ponerse las botas (perfectamente plausible) como la reivindicación de la visibilidad de algo que durante muchos años nos han intentado (y nos siguen intentando) convencer de que es dañino y vergonzoso cuando en realidad es amor, y es algo real, natural y que no debería ser motivo de exclusión o de privación de derechos humanos.
Por tanto, qué mejor día que hoy para hablar sobre una serie bastante desconocida pero que va, tal vez sin pretenderlo, de la normalización. Please Like Me es una serie australiana (allá el matrimonio igualitario aún no está reconocido) sobre un veinteañero llamado Josh cuya novia rompe con él porque se ha dado cuenta antes que él mismo de que es gay. Josh empieza entonces la fase de autoaceptación con la respondiente preocupación sobre cómo reaccionará su mejor amigo, sus padres y su entorno, y ya les adelanto que lo hacen de forma completamente natural, sin dramas. Al fin y al cabo, su salida del armario es una nimiedad comparado con la depresión y el intento de suicidio de su madre, con la que se acaba instalando para cuidar de ella.
Pero no se lleven a engaños, esto no es un dramón, sino una de esas dramedias en las que los momentos cómicos y los dramáticos se alternan de forma completamente natural, como en la vida misma… y en Girls; Josh Thomas, el creador y protagonista de Please Like Me, podría considerarse el homólogo australiano de Lena Dunham, no sólo por su carácter multifacético y por compartir un estilo narrativo muy similar (ambas son dramedias de 3o minutos y de espíritu hipster) sino porque el personaje de Josh podría ser hermano separado al nacer de Hannah: ambos son carismáticos, ingeniosos, fácilmente inidentificables y dan ganas de darles un par de tortas para que reaccionen ante la realidad; tal vez por eso nos podemos reconocer tanto en ellos.
De todas formas, lo irritante que puede resultar a veces Josh queda compensado con la ternura que desprenden todos y cada uno de los personajes de la serie. Desde la madre tarumba hasta el amigo distraído, pasando por la novia tailandesa del padre (¡con lo fácil que hubiese sido endosarle el clásico papel negativo de madrastra!) y la tía chapada a la antigua pero pasada de vueltas de todo. Incluso la novia del mejor amigo, un personaje hecho para provocar mofa y del que al final no tienen mucha idea de qué hacer con él, tiene su escena para que le cojamos cariño. La galería de personajes y lo adorables que son es lo que convierte la serie en un ‘happy place’ australiano (el tema de la cabecera ya invita a ello) en el que te lo pasas bien y te preocupas por ellos y esperas que todo les salga bien aunque sepas que no siempre será así. Por cierto, el rodaje de la tercera temporada acaba de concluir así que es de esperar que se emita pronto (ningún canal de habla hispana ha televisado la serie hasta ahora).
Y terminamos donde empezamos, con el tema de la normalización. Está bien que se hagan series como Looking, centradas en el lobby gay y en las que todo gire en torno a eso, pero también es importante que se crean historias en las que la condición homosexual del personaje no sea el centro de su trama ni lo que lo defina, sino una parte más de su carácter, como cualquier otra. En Please Like Me, los problemas de la relación de Josh con su madre no tienen nada que ver con su recién descubierta condición sexual, y si bien su primera relación con un chico se resiente porque Josh aún no ha terminado de aceptarse, la siguiente quedará marcada por otras historias. La principal diferencia entre Looking y Please Like Me es que difícilmente la primera pueda interesarle a alguien fuera del colectivo LGTB, pero sí la segunda, porque cualquiera puede sentirse identificado con sus tramas y sus personajes, sin distinción de color de piel, nacionalidad, género o preferencias sexuales. De eso también va la normalización, de no autoexcluirse.