¿De qué va?: Chicago 1929. Earl Williams está a punto de ser ejecutado por asesinar a un policía. El director del periódico Chicago Examiner, Walter Burns, desea que su periodista estrella, Hildy Johnson, cubra la noticia, pero éste, en vísperas de contraer matrimonio con Peggy Grant, quiere dejar el trabajo, así que Burns hará todo lo posible para impedir la boda.
Reputación: Billy Wilder escribió el guión de todos sus filmes adaptando prácticamente siempre obras teatrales. Sin embargo, únicamente fue con Primera plana donde Wilder, además de adaptar una pieza teatral hizo un remake, y por partida doble, pues la obra homónima de Ben Hetch y Charles MacArthur ya había sido llevada al cine dos veces: una fue por Lewis Milestone en 1931 bajo el título Un gran reportaje y la otra por Howard Hawks en Luna nueva (His Girl Friday) en 1940. La película también supuso la segunda ocasión en la que Wilder dirigiría al dúo cómico formado por Jack Lemmon y Walter Matthau; anteriormente habían rodado En bandeja de plata y, años después de Primera plana, trabajaron juntos por última vez en Aquí, un amigo, el testamento fílmico de Wilder.
La visión de los periodistas sin escrúpulos no ayudó a Primera plana con la crítica y, peor aún, es que el propio Wilder no quedó satisfecho con el resultado, declarando lo siguiente años más tarde: “En la actualidad, creo que fue estúpido por mi parte hacer un remake de ‘Primera plana’. Además, no rodé la película porque yo mismo hubiera sido periodista de joven, como a menudo se ha pretendido. No, mi error fue rodar una nueva versión de una pieza de la que ya había una versión cinematográfica convincente. Además, cuando Hetch y MacArthur escribieron la historia era absolutamente actual. Es decir, es una sátira de los años veinte sobre los años veinte. Cuando se lleva al cine cincuenta años más tarde, se convierte en una película costumbrista corriente”.
Comentario: Que el maestro Billy Wilder me perdone pero no estoy para nada de acuerdo con la apreciación que hizo sobre su propia película. No he visto ninguna de las anteriores adaptaciones de la obra (por lo que tengo entendido la de Hawks es la mejor) pero la del director de Con faldas y a lo loco es una comedia de altos vuelos, ágil y divertida, de diálogos rápidos, elevada por la enorme química que hay entre Lemmon y Matthau y que aborda temas que incluso hoy en día continúan siendo vigentes: la guerra de los periodistas por conseguir una exclusiva, utilizando la información, ya sea contrastada o no, como mercancía al mejor postor, la corrupción y el abuso de poder por parte de la justicia, y hasta llega a burlarse sin tapujos del freudianismo. Si todos los trabajos menores de los grandes directores fueran así…
Próximo visionado: Harold y Maude (1971)
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