Dir.: Ang Lee
Int.: Suraj Sharma, Irrfan Khan, Rafe Spall, Tabu, Adil Hussain, Gérard Depardieu
¿De qué va?: Pi Patel es un muchacho cuyo padre es el dueño de un zoológico de la ciudad de la India en la que viven. Su familia decide marcharse a Canadá, pero una tormenta hace naufragar el barco en el que viajan. Pi consigue salvarse gracias a una barcaza en la que también hay otro pasajero, un tigre de bengala con quien labrará una inesperada relación.
Reseña: Hay libros que por muchos premios que ganen o por muchos ejemplares que vendan son inadaptables para el cine. Que se lo digan a Charlie Kaufman, autor de la adaptación cinematográfica más brillante y original de la historia, El ladrón de orquídeas (Adaptation), donde llevó el metacine a un nuevo nivel donde él y su lucha por escribir un guión adaptado imposible eran el tema principal de la película. La vida de Pi también parecía una de esas historias cuya esencia no podía permanecer intacta en su paso al celuloide. Pero Ang Lee ya ha demostrado que es un director que sirve tanto para elevar el cómic de Hulk a tragedia griega como para orquestar la íntima relación de amor entre dos hombres. Por tanto, él era la opción más lógica a la hora de trasladar la sensibilidad y la grandilocuencia de la novela de Yann Martel a la gran pantalla.
El director chino ha puesto toda la carne en el asador a la hora de confeccionar el apartado visual del filme, empezando por una fotografía impecable que convierte cada plano en una postal tan vívida como hermosa. Si tengo que establecer algún precedente, me viene a la mente Largo domingo de noviazgo, pues al igual que aquella el manejo de la luz le confiere una atmósfera de cuento (el océano cristalino como espejo del cielo). El CGI también es impresionante, siendo el tigre de bengala uno de los seres digitales con más realismo de los que hayamos podido ver en el cine. Y el 3D no se ha utilizado como un simple sacacuartos, sino que enriquece la experiencia de la misma forma que lo hicieron Avatar y La invención de Hugo. Precisamente hay secuencias que han sido creadas para verse en 3 dimensiones, puesto que la profundidad de campo y la posición de los personajes y de los objetos juegan un papel fundamental en la acción.
En lo que respecta a la historia, la presentación del protagonista está un poco estirada pero su segundo acto resulta absorbente, convirtiendo el hándicap de desarrollar la relación entre un hombre y un animal en un único y limitado espacio en una proeza narrativa, muy al estilo de Náufrago, y aquí hay que pararse para admirar la interpretación del debutante Suraj Sharma, quien sale indemne de llevar toda la carga dramática de la película sobre sus hombros. El componente metafórico, espiritual y religioso permanece latente en la historia hasta que se manifiesta por completo en un inesperado giro final que se posiciona a favor de la fe en un ser superior para sobrellevar la vida, pero no resulta ni invasivo ni dictatorial (el propio Pi sigue varias doctrinas), aunque su marcado espíritu New Age evidenciado en ciertas escenas puede irritar un poco.
La vida de Pi es una inspirada fábula sobre la naturaleza del ser humano, su instinto de supervivencia, sus ansias de conocimiento y su lucha interior entre el bien y el mal. En ningún momento resulta empalagosa ni sensiblera al estilo Spielberg y su Caballo de batalla. Conmueve pero tampoco se recrea en la tragedia, algo por lo que muchos espectadores, sobre todo los que hayan vaciado sus conductos lagrimales en Lo imposible, se sentirán defraudados, aunque personalmente yo lo considero un acierto porque hace más llevadero el tema religioso. Ang Lee ha vuelto a demostrar que no hay tema, género, cultura o historia que se le resista; él es el pilar maestro de la película y que no queda duda de que es un auténtico virtuoso del Séptimo Arte.
8’5/10
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