¿De qué va?: Allan Felix es un cinéfilo cuya esposa acaba de abandonarlo y que sufre una extraña y recurrente alucinación: Humphrey Bogart se le aparece para darle consejos sobre cómo ligar con las chicas. Dick y Linda, un matrimonio amigo suyo, le presentan a varias señoritas, pero Allan tiene tan poca confianza en sí mismo que todas sus citas resultan un fracaso.
Reputación: En 1969 y durante 453 representaciones, Woody Allen, Diane Keaton, Tony Roberts y Jerry Lacy interpretaron la obra teatral Play It Again, Sam, escrita por el primero de ellos. En el verano de 1971, el mismo cuarteto de actores protagonizó la adaptación cinematográfica, que se llevó a cabo en San Francisco y no en Nueva York, como estaba inicialmente planteado, debido a una huelga. Woody Allen no dirigió la película, sino que cedió ese puesto a Herbert Ross (Footloose, Magnolias de acero) porque se veía incapaz, aunque ya había rodado Bananas y Toma el dinero y corre. El título original del filme, Play It Again, Sam, es un guiño a la película Casablanca, a la que además le rinde un gran homenaje a su mítico desenlace en el propio final de la película. Lo realmente curioso es que esa frase nunca se pronuncia en la película, aunque hay gente que asegura haberla escuchado. Lo que dice el personaje de Ingrid Bergman al pianista es “Tócala” (Play it once) y “Tócala Sam” (Play it, Sam), refiriéndose a una canción que solía interpretar en París. Sueños de seductor supone el primer encuentro cinematográfico de Woody Allen y Diane Keaton, que fueron pareja y trabajaron en diversas películas juntos, siendo una de las más destacadas Annie Hall por haber ganado varios Oscar y estar basada en el fin de su relación.
Comentario: Si no sé de antemano que Sueños de un seductor no está dirigida por Woody Allen pienso que es una película más de su filmografía; no tanto por la dirección, un tanto discreta en comparación con el estilo de Allen, sino porque recoge multitud de temas y elementos habituales del cine del autor neoyorkino: una realidad contagiada por la fantasía de forma natural, cinefilia, neurosis, frases antológicas, personajes aficionados a sentarse en el diván del psiquiatra, etcétera. Desde la presentación de los protagonistas es muy fácil adivinar lo que va a ocurrir a lo largo del metraje, pero aun siendo predecible resulta bastante entretenida y divertida gracias a los desvaríos típicos de Woody Allen tan adorados por unos como detestados por otros.
Próximo visionado: Grupo salvaje (1969)
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