Los triángulos amorosos han sido uno de los temas estrella del cine desde que François Truffaut dirigiera Jules y Jim en tiempos en los que se trataba de un tema tabú, y en cierta manera aún lo sigue siendo en la actualidad. Una historia de amor a tres bandas da mucho juego en cuanto a emociones se refiere: deseo, pasión, lujuria, celos, traición, engaño, ira… En función de las proporciones aplicadas de estos factores a la ecuación han surgido tanto suaves comedias románticas como auténticas tragedias griegas.
El sexo de los ángeles no se encuentra en ninguno de estos extremos. La película de Xavier Villaverde intenta ser una visión moderna y juvenil del amor libre pero fracasa en su propósito al no ser tan rompedora como dice ser. La historia gira en torno a los problemas que afronta una joven pareja cuando un extraño irrumpe en su relación, provocando que ambos se sientan atraídos hacia él manteniendo correspondido el amor que se profesan desde que tenían 15 años. Los personajes alegan que si amas a alguien no tienes que ponerle barreras y que no hay que tenerle miedo a las convenciones sociales, pero en ningún momento se les pone contra las cuerdas para explorar hasta qué punto llegan a creer en sus convicciones. El conflicto existe, pero se resuelve de manera superficial y burda, sin aportar nada al imaginario colectivo de los tríos.
El guión de la cinta es simplón, con líneas de diálogo que provocan vergüenza ajena. Por citar un ejemplo, casi al inicio de la historia la protagonista descubre que su madre está tomando pastillas porque tiene una depresión y va aquella y le dice “Creía que eras así, melancólica” (¿?). En general, las interpretaciones dejan bastante que desear y tampoco ayuda la versión doblada al castellano por los propios actores (se rodó en catalán), porque se nota que algo falla en la sincronización de las bocas. La voz de pija tonta de Astrid Fergès-Frisbey llega a ser exasperante, al igual que su personaje.
El único que se salva de la quema es Álvaro Cervantes como el objeto de deseo de la pareja protagonista, aunque el personaje acaba siendo tan plano como el resto, y la fotografía tampoco está nada mal, de hecho, ambos le reportaron los dos premios que recogió la película en el Festival de Cine de Málaga. Si les apetece ver una película sobre triángulos amorosos les recomiendo El amigo de mi hermana (ahora en cartel), El graduado, Les amours imaginaires o incluso la denostada e incomprendida Vicky Cristina Barcelona. En ellas hay una complejidad y un morbo que en El sexo de los ángeles brilla por su ausencia.
3’5/10
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