¿De qué va?: En un elitista y estricto colegio privado de Nueva Inglaterra, un grupo de alumnos descubrirá la poesía, el significado del Carpe Diem y la importancia vital de luchar por alcanzar los sueños gracias a un excéntrico profesor que despierta sus mentes a través de métodos poco convencionales.
Reputación: El guionista Tom Schulman escribió el guión de El club de los poetas muertos basándose en su experiencia en la escuela para chicos en la que estudió, la Academia Montgomery Bell, y en su profesor Samuel F. Pickering Jr. De hecho, tiempo después de que se estrenara la película, recibió llamadas de sus antiguos compañeros preguntando si algunos de los personajes estaban basados en ellos. En un principio Jeff Kanew iba a dirigir la película y Liam Neeson era el principal candidato para el papel protagonista. Cuando la dirección del proyecto pasó a Peter Weir, fue éste quien escogió a Robin Williams, quien reconoció años más tarde que aceptó el papel porque vio en Kealing al profesor que siempre quiso tener. Weir decidió rodar la película en orden cronológico, a pesar de los inconvenientes que ocasionaría en la producción, para poder así reflejar mejor el sentimiento de camaradería entre los jóvenes y su creciente admiración a Kealing. Aunque la película nunca llegó al nº1 del box office norteamericano consiguió acumular 96 millones de dólares en el país y cerca de 235 millones en todo el mundo. El club de los poetas muertos pasó a ser un gran referente de la cultura popular, siendo homenajeada o mencionada en numerosas películas y series de televisión, e incluso goza de un inconfesable remake en clave femenina, La sonrisa de Mona Lisa. Fue nominada a cuatro Oscar, mejor película, director, actor protagonista y guión original, de los cuales únicamente ganó este último.
Comentario: El club de los poetas muertos es una de esas películas que tienen más valor por el impacto que han tenido en la sociedad y la cultura popular que por su valor cinematográfico en sí. Sin grandes alardes narrativos, ha dejado huella en espectadores de todas las generaciones gracias a sus ideales, a su espíritu subversivo e independiente, a su forma de acercar la literatura y la poesía a los jóvenes sin resultar forzada y a la simpatía que despiertan sus actores, tanto los más jóvenes (con Ethan Hawke ya apuntando maneras) como Robin Williams, en una de sus interpretaciones más comedidas y memorables. La forma en la que voy a terminar esta entrada es la más tópica posible, pero no puedo evitarlo, en homenaje a Williams:
¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! Nuestro temeroso viaje esta hecho;
el buque tuvo que sobrevivir a cada tormenta,
el premio que buscamos está ganado;
el puerto está cerca, escucho las campanas, todo el mundo está exultante,
mientras siguen con sus ojos la firme quilla, el barco severo y desafiante:
Próximo visionado: Tener y no tener (1944)
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