Dir.: Fernando Meirelles
Int.: Jude Law, Rachel Weisz, Anthony Hopkins, Ben Foster, Jamel Debbouze, Maria Flor, Gabriela Marcinkova, Lucia Siposová
¿De qué va?: Un hombre de negocios se enfrenta a una difícil decisión: ser fiel o no a su mujer. A partir de este momento se origina una cadena de acontecimientos que se desarrollan alrededor del mundo con consecuencias dramáticas, haciendo que la trama acabe volviendo 36o grados al lugar de la decisión original.
Reseña: Hubo una época en la que las películas sobre vidas cruzadas se pusieron muy de moda, hasta que llegó la oscarizada Crash y a partir de entonces los hilos que entretejían las historias empezaron a ser ramplones y evidentes; los avatares del destino que cruzaban a los personajes resultaron ser demasiado caprichosos, y tal vez porque la temática no daba más de sí, el subgénero se redujo a exprimir la fórmula de Love Actually con chorradas como Noche de fin de año. El notable cineasta Fernando Meirelles se atreve a revitalizarlo con 360: Juego de destinos, que nos llega a España con nada más y nada menos que dos años de retraso. Y gracias.
Sin embargo, ésta es una de esas películas que tendrían que proyectarse sólo en versión original, dada la cantidad de idiomas que se hablan, siete en total, y el poco sentido que tienen algunas situaciones si los personajes sólo se expresan en la misma lengua. Y es que al igual que Babel de Alejandro González Iñárritu, 360. Juego de destinos cruza historias y personajes provenientes de numerosas nacionalidades y se desarrolla en diferentes puntos del planeta, pero sin la carga trascendental del filme del cineasta mexicano. La narración no va saltando de una historia a otra hasta formar un mosaico, sino que pasa de un personaje a otro como si de una carrera de relevos se tratara, apareciendo algunos de ellos más tarde en las tramas de otros hasta completar el círculo, con alguna que otra conexión forzada pero sin rechinar demasiado.
En esencia, 360 va de personas que intentar encontrar en desconocidos lo que no logran conseguir en sus relaciones cercanas, ya sea amor, comprensión o esas palabras que necesitan para dar un giro a sus vidas. Ni la nacionalidad ni el lenguaje son barreras para comunicarse, y toda relación, aunque se haya establecido por mero azar, provoca un cambio, una toma de decisión que puede tener consecuencias insospechadas en el entorno y más allá. Del elenco internacional del filme se destaca a Jude Law, Rachel Weisz y Anthony Hopkins por su condición de estrellas, pero no son más protagonistas que el resto, intérpretes desconocidos que se sitúan al mismo nivel que sus compañeros de reparto famosos.
Como es habitual en las películas corales, siempre hay tramas más interesantes y mejor desarrolladas que otras. En el lado positivo destaca el personaje de Ben Foster y la última historia, la del chófer ruso (Vladimir Vdovichenkov), pero en el lado opuesto se situaría la protagonizada por Weisz y Law por ser la más desdibujada. La película se ve con cierto interés pero no despierta pasiones ni aporta gran cosa al subgénero de las tramas cruzadas, quedándose rezagada de los anteriores y bastante mejores trabajos de Fernando Meirelles. Aún así, esta ensalada de acentos, idiomas y países no resulta para nada indigesta.
6/10
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