El próximo 22 de junio se cumple un año desde que Seeking a Friend for the End of the World, o Buscando a un amigo para el fin del mundo, como la titularon en Latinoamérica, se estrenó en los cines americanos. Un año, y no hay indicios de que la película vaya a llegar algún día a España, así que creo que es totalmente lícito visionarla por otros medios. Quizás la culpa sea de su baja recaudación tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo (poco más de 9 millones de dólares totales para un presupuesto de 10), pero desde luego la película merecía algo más de crédito.
El filme, dirigido y escrito por Lorene Scafaria (guionista de la encantadora Nick y Nora, una noche de música y amor) arranca con la noticia del fracaso de un equipo espacial que debía impedir que un meteorito se estrellara con el planeta Tierra. Así pues, a la humanidad sólo le queda poco más de 15 días de vida. Tras ser abandonado por su esposa, un vendedor de seguros recibe una carta de su novia de la adolescencia a la que nunca ha olvidado, así que decide ir en su busca con la inesperada ayuda de su joven y bella vecina, que ha perdido el último vuelvo para viajar a Inglaterra para reencontrarse con su familia.
Así comienza un viaje por carretera en el que se toparán con curiosos personajes que afrontan el fin del mundo cada uno a su manera: montando orgías, suicidándose, encerrándose en un bunker o bien manteniendo la rutina habitual como si no pasara nada. Lo que comienza siendo una comedia irónica sobre la naturaleza del ser humano cuando se enfrenta a su fin se va convirtiendo paulatinamente en un drama sobre las oportunidades perdidas y lo mucho que desperdiciamos nuestro tiempo en cosas y personas que en última instancia no significan nada para nosotros.
La improbable pareja protagonista formada por Steve Carell y Keira Knightley funciona bastante bien, realizando entre ellos un intercambio de sus roles habituales: Él hace más uso de su registro dramático, demostrado en filmes como Pequeña Miss Sunshine, que del humorístico, mientras que la británica hace bien en explorar su faceta cómica y dejar a un lado la intensidad dramática que últimamente no le ha hecho ningún favor. La película también cuenta con una amplia galería de secundarios y cameos de numerosos intérpretes conocidos, la mayoría de la ficción televisiva americana, que aportan un poco de locura extra a esta particular hecatombe mundial.
Seeking a Friend for the End of the World no es ni Armageddon ni Melancolía, por citar dos ejemplos extremadamente opuestos sobre películas apocalípticas. Se trata más bien de una comedia romántica que, sin salirse de los convencionalismos, resulta atípica por su contexto, su tono entre la amargura y la esperanza, su mezcla de humor y tragedia, el encanto que arrojan sus personajes principales, su poético final y porque da que pensar sobre qué haríamos nosotros si supiéramos que el mundo se fuera a acabar en dos semanas. ¿No sería mejor si empezáramos a vivir así desde ya? Sólo por si las moscas…
7’5/10
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