28/6/13

Entre el amanecer y el atardecer

Antes del atardecer

Hace un par de años, cuando vi por primera vez Antes de amanecer y Antes del atardecer, empecé a escribir una entrada sobre ambas películas, pero nunca pasé de las dos primeras frases. Creo que lo que me pasó fue una mezcla de vagancia y de temor, porque no es lo mismo escribir sobre una película chorra cualquiera que de una que te ha calado muy hondo, porque sientes que debes estar a la altura de las circunstancias y todo lo que escribas de ella te parecerá insuficiente, sobre todo si es de algo que arrastra tantos admiradores (románticos alternativos la mayor parte) como este par de películas. Pero ahora que se estrena Antes del anochecer, la nueva entrega del periplo amoroso de Jesse y Celine, he pensado que es ahora o nunca. Y me he decantado por el ahora.

Poster Antes de amanecerTodo empezó en 1994 con el encuentro casual entre un chaval norteamericano y una joven francesa en un tren. Ella regresa a casa, a París, pero él debe bajarse en Viena para coger un vuelo que le lleve de vuelta a Estados Unidos. La conversación entre ellos fluye y la atracción es indudable, así que ambos deciden pasar juntos una velada en la capital de Austria conociéndose mejor, hablando de su pasado, sus gustos, sus expectativas de futuro y demás mientras pasean por la ciudad, para descubrir si en realidad existe una conexión especial entre ellos.


Al principio uno puede pensar “Puf, qué aburrido, dos personajes hablando todo el rato sin parar mientras van de un lado a otro, aquí no va a pasar nada” y, por supuesto, habrá quien no encuentre ningún interés en la película y prefiera el prototipo de comedia romántica patentada por Hollywood que muchas veces da una imagen muy distorsionada de lo que son las relaciones y el amor, en la que pasan muchas cosas sin transmitir nada auténtico, pero que nadie se lleve a engaños: Antes del amanecer es la mejor combinación posible entre realismo y amor que haya podido dar el cine.

Antes de amanecer

Porque aquí, más allá de la fantasía de descubrir una ciudad preciosa junto a un atractivo desconocido, sólo se cocina un amor auténtico y a fuego lento entre dos jóvenes que comparten sus ideas, pensamientos, temores, anhelos y demás al tiempo que los espectadores también nos enamoramos de ellos. Si en la escena de la conversación telefónica ficticia no mueres de amor entonces pasa a otra cosa, definitivamente ésta no es no tu película. Lo único que chirría un poco es ese vagabundo que pide dinero a cambio de poemas personalizados, pero todo es tan natural, tanto las situaciones como los diálogos, que se puede pasar por alto perfectamente. El desenlace es la otra concesión que se hace al romanticismo idílico: un pacto sobre reencontrarse dentro de 6 meses, en el mismo lugar, sin intercambiar teléfonos, ni direcciones ni nada. Y de pronto viajamos 9 años hacia el futuro y llegamos a…

Poster Antes del atardecerAntes del atardecer. Uno de los principales atractivos de esta ahora trilogía de Richard Linkater es que el tiempo que pasa entre cada película es real tanto en la ficción como en la realidad, 9 años entre una y otra, un tiempo demasiado largo para los ritmos en los que se mueve la industria cinematográfica actual, pero que nos permite ver cómo envejecen los actores sin necesidad de maquillaje y ser plenamente conscientes del paso del tiempo. Y así es cómo redescubrimos a Jesse y Celine, esta vez en París y en un encuentro más breve que el anterior pero mucho más cargado de emociones.

Ambas películas me gustan casi por igual pero me resulta más interesante esta secuela porque ya conocemos a estos personajes y queremos saber qué ha sido de ellos durante todo este tiempo, qué es de sus vidas, si han cambiado en algo y, sobre todo, si se reencontraron seis meses después en aquella estación de Viena. La química entre Ethan Hawke y Julie Delpy va a más y ambos ya están prácticamente mimetizados con sus personajes, no por casualidad, ambos participaron en la escritura del guión junto a Linkater. En esta ocasión, las muestras de romanticismo son prácticamente nulas, salvo por esa dulce canción que toca Delpy con la guitarra hacia el final de la película, porque Antes del anochecer no es un sueño romántico sino un reencuentro en el que las decisiones pasadas y la propia madurez pesan como una losa.

Before Sunset 2004

La escena clave es la conversación que la pareja mantiene en el coche, un plano frontal fijo donde ambos se dan cuenta de cómo marcó su breve encuentro al otro, y ni siquiera son capaces de dejarse llevar por sus sentimientos porque las responsabilidades y obligaciones propias de la edad pesan demasiado. Ese gesto trucando de Celine, que está a punto de acariciarle la cabeza a Jesse y al final no lo hace, es todo a lo que se reduce este segundo capítulo: un feliz reencuentro con la persona que te marcó hace 9 años con la que sigues conectando pero con la que aún te separan demasiadas cosas para poder estar juntos. La incógnita con la que concluía la película se resuelve en Antes del anochecer, en la que la pareja, ya entrada en los 40, continúa con su historia de amor por Europa, esta vez en Grecia. ¿Qué pasará…?

9/10

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