Creador: Mike Kelley
Int.: Emily VanCamp, Madeleine Stowe, Gabriel Mann, Nick Wechsler, Joshua Bowman, Henry Czerny, Christa B. Allen, Connor Paolo, Ashley Madekwe
Emisión: 2011 – Actualidad, FOX y Divinity
2 temporadas
Cuando era pequeño, a falta de series a las que engancharme más allá de los dibujos animados del fin de semana, veía telenovelas latinoamericanas. No sé si fue algo inculcado por mi madre y mi abuela, que se las pegaban todas, pero vi muchas, demasiadas: La usurpadora, Rosalinda, Cosas del amor, Esmeralda, Agujetas de color de rosa… hasta que mi afición concluyó con Betty la fea, ya sea por empacho o porque ya me sentía demasiado mayor, qué se yo. No las eché de menos, peso se da el caso de que hay una serie que ha vuelto a despertar en mí las genuinas emociones que sentía con esos culebrones llenos de pasiones, odios hasta la muerte y giros alocados: Revenge.
Cuando empezó a emitirse la primera temporada de Revenge no me llamó la atención. Pensé que sería una de esas series que son canceladas a las primeras de cambio. Sin embargo, la serie fue un éxito de audiencia y muchos amigos seriéfilos, de gusto contrastado, empezaron a recomendármela. El pasado verano tuve un hueco para engancharme a una serie nueva y decidí darle una oportunidad porque me apetecía un placer culpable, algo ligero que me entretuviera y enganchara. Y así fue como conocí a Emily Thorne (uno de los nombres con más gancho que ha parido la ficción televisiva) y su cruzada personal contra la familia Grayson y demás individuos que contribuyeron a que su padre fuera acusado de un atentado que no cometió cuando ella era una cría.
Emily, cuyo verdadero nombre es Amanda Clarke, llega a Los Hamptons, la zona costera pija de América por excelencia, con una nueva identidad y como una más de la élite, pero su verdadera intención es poner en práctica un elaborado plan de venganza que destruya las vidas de aquellos que destrozaron la suya. En los primeros capítulos se cobra sus primeras víctimas, meros peones del Final Boss, el matrimonio formado por Conrad y Victoria Grayson. Pero derrocar a los reyes de Los Hamptons no será tarea fácil, y como buen culebrón que se precie es necesario enrevesar la trama con sorprendentes revelaciones, nuevos personajes, asesinatos, planes que se tuercen y mucho más para mantener la intriga y la atención del espectador.
No me malinterpreten, Revenge no es un culebrón barato de sobremesa cualquiera. Su principal aliciente radica en que coge todos los ingredientes característicos de las telenovelas y los retuerce y amplifica a través de unos personajes que no tienen nada de santos. Éstos no son de los que cometen fechorías y aprenden la lección al final del capítulo; todos, incluso los buenos, tienen una vena cínica muy desarrollada, entran al trapo y hacen lo que sea con tal de conseguir sus objetivos, incluso aliarse con su peor enemigo. Revenge es, al fin y al cabo, una partida de ajedrez entre el bando liderado por Emily Thorne, beneficiada por la mirada ambigua de Emily VanCamp, y el capitaneado por la abeja reina del lugar, Victoria Grayson, una villana experta en miradas de cobra y en clavar puñales por la espalda. Una arpía que es más divertida cuanto más oscura se muestra interpretada con suma convicción por una felizmente recuperada Madeleine Stowe que luce sus inyecciones de botox con una elegancia exquisita.
El problema de Revenge es que su trama no puede estirarse demasiado en el tiempo. Esto ya se ha notado en una segunda temporada en la que han tenido que enredar aún más la trama con nuevos villanos para que la cruzada de Emily Thorne no termine demasiado pronto, pero ha provocado que la serie pierda buena parte de su encanto. Al menos, parece que la trama ha conseguido remontar tras un capítulo clave, el 2x14, y aunque la serie ha renovado por una tercera temporada, su creador, Mike Kelley, no será de la partida por diferencias creativas con la cadena. Entre otras cosas, Kelly quería que las temporadas de la serie fueran de 12 capítulos, como las del cable (algo más acorde con la estructura de la ficción), pero FOX prefiere temporadas largas para que le dure todo el año. Yo terminaría la serie con la tercera temporada, no porque ya esté harto de ella sino porque quiero que la vendetta de Emily Thorne tenga un desenlace digno en vez de que se estire como un chicle, como aquellas telenovelas en las que ya no sabían qué inventar para separar a la pareja protagonista. Los placeres culpables acaban perdiendo su sabor cuando se abusa de ellos.
1 comentario:
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