Una de las últimas películas que parecen condenadas a salir en España directamente en DVD y dentro de un par de años es Celeste and Jesse Forever, presentada en el Festival de Sundance del año pasado y nominada a mejor primer guión en los Independent Spirit Awards. El filme sigue la estela de comedias románticas del cine independiente americano como (500) días juntos, ¡Olvídate de mí!, Beginners o Como locos que han realizado un acercamiento honesto hacia las relaciones amorosas actuales, lejos de los lugares comunes y la pirotecnia de lo que se suele cocinar en Hollywood.
Celeste y Jesse son amigos y amantes desde tiempos inmemoriales. Pero años después de contraer matrimonio la relación va a peor y deciden divorciarse. No obstante, su intención es mantener su amistad, y por ello, Jesse sigue viviendo en el estudio de la casa que compartían y siguen haciendo cosas juntos. Todo cambia cuando deciden empezar a salir con otras personas, y es que hay una cuestión que ronda durante toda la historia y que seguro que muchos nos hemos planteado alguna vez aunque parezca sacada de una revista para adolescentes: ¿Se puede ser amigo de tu ex?
En Celeste and Jesse Forever distingo dos películas diferentes: una, la que más me interesa, va sobre una chica que cuando se da cuenta de que ha perdido al amor de su vida, eso que todos conocemos como ‘media naranja’, ya es demasiado tarde para arreglarlo. Lo único que se puede hacer es asumir los errores, aprender de ellos y continuar adelante, pero no le resulta nada fácil al ver que él está rehaciendo su vida más rápido, que ya no parece ser el mismo que conocía y al percatarse de que resultará complicado alcanzar el mismo nivel de complicidad que tenían (esas chorradas y bromas privadas que nadie puede entender) con otra persona. Todas estas cosas se transmiten a la perfección gracias a la complicidad y el buen hacer de Rashida Jones y Andy Samberg, ambos salidos de las dos mejores canteras de actores cómicos de la televisión americana (ella de Parks and Recreations, él de Saturday Night Live).
Y luego está la otra película, la que hace concesiones al cine comerical y pone a su heroína (también co-guionista), en situaciones que la convierten en una nueva Bridget Jones, incidiendo en su torpeza y teniendo citas surrealistas de las que sólo ocurren en la ficción. Esta película también se esfuerza en demostrar lo enrollada que es dándole a Elijah Wood el papel del amigo gay opuesto al estereotipo, puesto que le resulta forzado exteriorizar su condición sexual, e introduce una visión irónica de la industria musical con una cantante interpretada por Emma Roberts que resulta ser una mezcla de Britney Spears y Lady Gaga. Gracias, está bien, pero no era necesario.
Así que puede que Celeste and Jesse Forever no esté a la altura de las películas comentadas en el primer párrafo pero sigue estando por encima de la media del género por intentar hacer las cosas de forma diferente al clásico esquema del “Chico conoce a chica”, por su franqueza y porque se posiciona en contra de la existencia de las medias naranjas. Puede que las haya, pero podemos tener más de una a lo largo de la vida sin que la anterior haya tenido que ser amarga.
6’5/10
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