Dir.: Nacho Gavilondo
Int.: Julián Villagrán, Michelle Jenner, Carlos Areces, Raúl Cimas, Miguel Noguera
¿De qué va?: Aunque Julio y Julia no se conocen, despiertan en la cama del piso de ella, después de una noche de borrachera de la que no recuerdan nada. En esta incómoda situación, descubren que un gigantesco OVNI flota sobre la ciudad.
Reseña: Nacho Vigalondo cumple a rajatabla ese dicho de “Nadie es profeta en su tierra”: 7:35 de la mañana fue nominado al Oscar a mejor cortometraje y mientras que su ópera prima, Los cronocrímenes, se estrenó en España sin apenas repercusión, fuera de nuestras fronteras se convirtió en una película de culto e incluso Hollywood compró los derechos para hacer un remake. Su segundo largometraje, Extraterrestre, otra vuelta de tuerca a una premisa habitual de la ciencia ficción rodada con pocos recursos, también ha sido recibida con indiferencia por parte del gran público español, no así de la crítica. Habrá que ver lo que ocurre con su salto al otro lado del charco, Supercrooks, basado en un comic de Mark Millar.
La ciencia ficción ha sido siempre un género que se presta a cruzarse con otro dando lugar a híbridos muy interesantes, aunque el último gran ejemplo, Cowboys & Aliens, no estuvo todo lo bien que pudo haber estado. En Extraterrestre se combina con la comedia romántica aunque el componente fantástico funciona más bien como McGuffin y pretexto perfecto para que los cuatro personajes principales de la historia queden confinados en un pequeño espacio, surja la desconfianza entre ellos y lo utilicen de excusa para sus acciones. Lo gracioso de esta historia de amor a cuatro bandas es que todos quieren quedar bien con el que tienen delante a toda costa y a pesar de que al mismo tiempo estén traicionando al de al lado, y es en ese retrato de las miserias de las relaciones humanas en donde Vigalondo acierta de lleno.
La lástima es que una premisa tan interesante no se haya aprovechado del todo en un guión con bastantes situaciones divertidas pero a medio camino de la hilaridad, abuso de los mismos chistes (los melocotones y las pelotas de tenis) y un ritmo que se resiente sobre todo en el tramo final. La película gana enteros cuando se centra exclusivamente en la relación de Julio y Julia, o lo que es lo mismo, en unos Julián Villagrán y Michelle Jenner que se lucen más cuando sacan a relucir las imperfecciones de sus personajes. En lo que respecta al resto, Carlos Areces vuelve a hacer el mismo papel de siempre, por lo que depende de cómo lo tragues resulta algo bueno o no, Raúl Cimas está correcto pero poco más y el humorista Miguel Noguera parece estar ahí para alegría de sus seguidores y ya.
El extraterrestre del título no es el OVNI sino Julio, un tío cualquiera, desgarbado y extraño, que llega y sin saber muy bien qué hace ahí trastoca un triángulo amoroso porque se ha enamorado de una chica a la que apenas conoce. En realidad, todos nos hemos sentido alguna vez en nuestra vida como unos extraterrestres, por eso me molesta aún más que la película no me haya acabado de convencer, que en vez de haberme quedado ensimismado en sus diálogos me haya puesto a mirar el reloj varias veces y que Vigalondo, que es un director con talento, ideas y que me cae bien, me haya decepcionado al menos por esta vez. Así que con todo, será una de esas películas que defenderé pese a no haberme gustado del todo, porque creo en lo que intenta decir aunque no lo exprese con las palabras idóneas.
5’5/10
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