¿De qué va?: Sean Thornton regresa a su Irlanda natal para recuperar su granja y escapar de su pasado. Nada más llegar se enamora de Mary Kate Danaher, una mujer muy temperamental, aunque para estar poder estar con ella deberá luchar contra las costumbres locales, como el pago de la dote, y, además, contra la oposición del hermano de su chica.
Reputación: El hombre tranquilo está basada en un relato breve titulado Green Rushes, de Maurice Walsh, publicado en 1933. Se trata de un filme costumbrista que contiene una visión idílica de Irlanda por parte de su director, John Ford, hijo de emigrantes irlandeses. John Wayne, actor fetiche de Ford, interpretó un personaje muy alejado de sus roles habituales de rudo vaquero y coprotagonizó la cinta junto a Maureen O’Hara, con quien ya había trabajado en Río Grande bajo las órdenes de John Ford y con la que volvería a coincidir en tres ocasiones más. El hombre tranquilo contó con una ardua preproducción porque los estudios se negaban a financiar una película de Ford tan atípica. El filme ganó 2 de los 7 Oscar a los que fue nominado: director y fotografía en color. Curiosamente, pese a que Ford es famoso por sus numerosos westerns ganó los 4 Oscar de su carrera por películas alejadas de dicho género (El delator, Qué verde era mi valle, Las uvas de la ira y El hombre tranquilo). Para la escena de la lucha entre John Wayne y Victor McLagen, Ford caldeó el ambiente diciéndole a uno que el otro estaba hablando mal de él y viceversa. Tras rodar la pelea, McLagen acabó con una pequeña conmoción y Wayne con dos fracturas en las costillas. Y tan amigos.
Comentario: No negaré que El hombre tranquilo tiene un encanto especial. Quizás sea por la hermosa fotografía que acentúa el verde de los prados irlandeses, o por la serenidad que transmite un melancólico John Wayne, o por ese beso en el puente bajo una lluvia torrencial, o quizás por la propia Irlanda, pero la verdad es que con todo no me ha emocionado tal y como esperaba. Resulta que ver a un hombre moderno que pierde sus valores para adaptarse a una cultura anticuada, incluso para esos años, que trata a la mujer como un objeto me choca bastante, y más cuando veo una escena (ligeros spoilers de ahora en adelante) en la que él la saca a ella a rastras de un tren y la lleva por todo el camino arrastrándola por el brazo mientras los pueblerinos le vitorean e incluso una señora le ofrece un palo para que la fustigue. Y cuando el hombre por fin demuestra su virilidad, ella, orgullosa, se marcha corriendo a casa para prepararle la cena. Para mí esto es relativismo cultural y una forma un tanto extraña de idealizar Irlanda, aunque puede que no haya captado la ironía implícita.
Próximo visionado: Suspiria (1976)
No hay comentarios:
Publicar un comentario