Reputación: Inspirado en la leyenda urbana de la niñera y el hombre de arriba, así como en una serie de asesinatos que tuvo lugar durante la temporada navideña de 1943 en el barrio de Westbound en Montreal, Roy Moore escribió el guion de Navidades negras bajo el título Stop Me. Los productores del film contrataron a Timothy Bond para que reescribiera el libreto y le diese un contexto universitario. El director, Bob Clark, también hizo alteraciones en los diálogos, añadió notas de humor y cambió tanto las escenas de muertes para que fueran menos gráficas y más sutiles como el título por Black Christmas (aunque para su estreno norteamericano se cambió por Silent Night, Evil Night). Clark consideraba que los universitarios no habían sido bien retratados en el cine americano, por lo que se propuso capturar su “astucia”. Navidades negras es recordada como uno de los primeros slasher de la historia, estrenándose el mismo año que La matanza de Texas (1974). Fue una inspiración directa para La noche de Halloween (1978) de John Carpenter, aunque Clark la considera más un thriller psicológico que un slasher propiamente dicho. Aunque la respuesta inicial del público y la crítica fue bastante negativa, acabó convirtiéndose en una película de culto. Hubo varios intentos de rodar una secuela que se fueron al traste cuando Bob Clark falleció junto a su hijo de 22 años en un accidente de tráfico en el año 2007. Sí que se hicieron dos remakes: Negra navidad (2006) y Navidad sangrienta (2019).
Comentario: Había visto el remake de 2006 y la verdad es que poco tiene que ver con la película original, pues hace explícito lo que en aquella era sugerente, esto es, las muertes y la identidad y las motivaciones del asesino. El film de Clark apenas tiene sustos y no resulta tan asqueroso como su primer remedo, y ni falta que le hace, pues resulta mucho más inquietante con esas llamadas telefónicas que probablemente hayan inspirado a Kevin Williamson a la hora de escribir el guion de Scream (1996). También posee cierto sentido del humor, presente sobre todo en el estado de embriaguez perpetua de un par de sus personajes, y las chicas protagonistas están bien definidas, alejadas del cliché de las tontas víctimas potenciales, por lo que terminamos preocupándonos por el destino que les aguarda. Conviene destacar asimismo su desenlace, tan valiente como perturbador al dejar varios cabos sueltos. En definitiva, Navidades negras es el remedio perfecto para bajar los altos índices de azúcar provocados por otros clásicos navideños.
Próximo visionado: Madame de… (1953)
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