22/10/20

El juicio de los siete de Chicago – Cabezas de turco



Dir.: Aaron Sorkin
Int.: Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen, Mark Rylance, Jeremy Strong, Yahya Abdul-Matee, Frank Langella, Joseph Gordon-Levitt, John Carroll Lynch, Alex Sharp
¿De qué va?: Lo que pretendía ser una protesta pacífica en la Convención Nacional Demócrata de 1968 se convirtió en un altercado violento con la policía y la guardia nacional. Los organizadores de la protesta fueron acusador de conspirar para incitar una revuelta y el juicio que le sucedió fue uno de los más notorios de la historia.

Reseña: Para ser una película que se empezó a gestar en el año 2006 para ser dirigida por Steven Spielberg, El juicio de los siete de Chicago no pudo haber llegado en un momento más oportuno. Cualquiera que haya visto las noticias este año estará al tanto de que ni una pandemia global ha impedido que en Estados Unidos se haya producido una serie de violentas revueltas a raíz de la muerte de George Floyd. Cuestiones como el racismo enquistado en la sociedad norteamericana o la cuestionada legitimidad del uso de la violencia de las fuerzas policiales y del vandalismo por parte de los manifestantes conectan la actualidad con el mediático juicio que se llevó a cabo entre 1969 y 1970, en el que los organizadores de una manifestación en contra de la Guerra de Vietnam fueron acusados de conspiración y de incentivar los disturbios que se produjeron en Chicago durante la celebración de la Convención Nacional Demócrata.

Siendo una de sus señas de identidad como guionista la de poner a sus personajes a conversar mientras caminan, resulta curioso que Aaron Sorkin haya escrito y dirigido un drama judicial, estático por definición. Pero como ya vimos en las escenas de declaraciones judiciales de La red social (2009), el estar sentado no resta ni un ápice de la agilidad, la perspicacia y la hondura de sus diálogos. De hecho, la contundencia de todas y cada una de las réplicas deja entrever las costuras del guion. El segundo trabajo como director de Sorkin es un drama con regusto muy clásico y que va a tiro hecho metiéndose en los tribunales poco después de presentar a los protagonistas de la historia. Los hechos que les han llevado a ser presuntos delincuentes se van revelando en forma de flashbacks a lo largo del juicio, alternando las diferentes versiones de los hechos con lo sucedido; un ejercicio de edición ágil, limpio y con ritmo a cargo de Alan Baumgarten, que también se encargó del montaje de su anterior film, El juego de Molly (2017).


Ya hemos mencionado dos de los tres pilares sobre lo que se sustenta El juicio de los siete de Chicago: el guion y el montaje, siendo el último la interpretación. Aunque no gocen de las mismas oportunidades para lucirse, todos los actores que forman parte del reparto coral del film están impecables, y ni siquiera los tics de Eddie Redmayne molestan. Si bien Sacha Baron Cohen da la sorpresa por una interpretación dramática que se nutre de su carisma sin caer en la caricaturización, quiero destacar a un Mark Rylance que como abogado defensor combativo e incansable, pero desencantado con el sistema judicial, parece imbuido por el espíritu del mismísimo James Stewart. También destaca Frank Langella como el odioso juez asignado al caso y el duelo que mantiene con Booby Seale (estupendo Yahya Abdul-Matee), el octavo procesado en un fragante caso de discriminación racial.

Como cualquier película basada en un hecho real, El juicio de los siete de Chicago se nutre tanto de acontecimientos reales como de otros fruto de la ficción. La emocionante y muy hollywoodiense forma en la que termina el juicio es invención, pero las brutales cargas policiales y el trato recibido por Seale durante el juicio no lo fueron aunque así lo parezca. El Aaron Sorkin director no es tan brillante como el guionista, pero ha conseguido ensamblar con éxito una película que se siente clásica y moderna al mismo tiempo; un thriller judicial absorbente y oportuno, sin reparos a la hora de señalar la parcialidad judicial y los mecanismos de los que se valen las esferas de poder para dar una lección a su rebaño y evitar que se alborote. Ojalá más películas anti-establisment así y menos videos sobreproducidos de estrellas blancas asumiendo su responsabilidad en la problemática racial.

8/10

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