El arte de la corrupción

Creador: Glen Kessler, Todd A. Kessler, Daniel Zelman
Int.: Glenn Close, Rose Byrne, Tate Donovan, Zachary Booth, Ted Danson, Chris Messina, Anastasia Griffith, Timothy Olyphant
Emisión: 2007 – 2012, FX, DirectTV y Canal+
5 temporadas

Lo bueno de ver series a destiempo, cuando ya están finalizadas, es que, como ya nadie habla de ellas, corres menos riesgos de que te suelten algún spoiler (a menos que te pongas a indagar en la red). Además, puedes ir a tu propio ritmo, sin las prisas de tener que acabar una temporada antes de que empiece la otra, y con la seguridad de saber que tiene un final cerrado y no te van a dejar a medias. Empecé a ver Daños y perjuicios (Damages) cuando se empezó a emitir su quinta y última temporada; acababa de terminar A dos metros bajo tierra, otra que visioné con calma y mucho retraso, y necesitaba otra “serie de prestigio” que ver, algo que compensase placeres culpables como Glee y Gossip Girl.

Damages gira en torno a la relación entre Patty Hewes, una prestigiosa e implacable abogada de Nueva York experta en litigios contra grandes compañías, y Ellen Parsons, una joven brillante pero inexperta licenciada que la primera contrata para trabajar en un caso importante. Pero, en el mismo episodio piloto, descubrimos que meses después de que Ellen empiece a trabajar para Patty, su prometido ha sido asesinado. ¿Qué ha podido pasar para que ocurra algo así? (Nota:  Si no les falla la memoria, recordarán que se armó una buena cuando Tele5 emitió hace años una serie, Acusados, cuyo primer episodio era calcado al de una serie americana. Pues si no lo sabían, era ésta. )

Damages introdujo, casi al mismo tiempo que Perdidos, los ‘flashforward’ para añadir un plus de interés y suspense a la historia, recurso que luego fue horriblemente explotado en la fraudulenta Flashforward, valga la redundancia. En la primera temporada de Damages se utilizaron magistralmente los saltos temporales hacia delante para desarrollar dos líneas narrativas y unirlas dosificando la información en cada capítulo, con revelaciones sorprendentes cada dos por tres. Todas las temporadas están estructuradas de la misma forma, aunque no de forma tan brillante como la primera, puesto que con tal de mantener la expectación ante el final de cada temporada, los guionistas se pusieron demasiado tramposillos, aunque tampoco molestase demasiado porque la serie siguió funcionando bastante bien.

Tras una segunda temporada que supo aguantar muy bien el tipo y una tercera irregular, la serie estuvo a punto de ser cancelada, pero fue rescatada por DirectTV, la misma que salvó a otra joyita, Friday Night Lights, y emitió dos temporadas más. Los casos, que funcionan de arco argumental de cada temporada, tienen una base real, por ejemplo, el de la tercera tenía que ver con el patriarca de una familia adinerada que había estafado millones de dólares, alguien muy parecido a Bernie Madoff, y el de la quinta, en la demanda al dueño de una web muy parecida a WikiLeaks. Sin embargo, el interés por cada temporada no radica tanto en el caso judicial que se desarrollaba como en el estado en el que se encontraba la relación entre Patty y Ellen.

Toda la serie se sustenta en ellas dos, o mejor dicho, en las actrices que las encarnan: Glenn Close y Rose Byrne. En mi opinión, la tercera y la cuarta temporada son las más flojas porque su relación tiene poca chicha, tienen las armas enfundadas, pero cuando surge el conflicto y empiezan a enfrentarse, engañarse y manipularse mutuamente… se crea la magia. Close llegó a Damages cansada de no encontrar en la gran pantalla papeles jugosos y con el de Patty Hewes no sólo hizo una de las mejores interpretaciones de su carrera, sino que también creó uno de los villanos más memorables de la televisión americana. Porque a pesar de que Patty luche en favor de clientes desamparados ante grandes empresas es una mujer capaz de hacer todo y más por lograr sus objetivos personales. Con ella, la línea que separa la moralidad de la indecencia está más difusa que nunca. Ella es el 50% de la serie, el otro es Ellen Parsons, una modosita abogada que se verá envuelta en su juego y que sufrirá una evolución radical a lo largo de la serie, algo que Rose Byrne desarrolla a la perfección. Que Ellen Parsons se convierta en la sucesora de Patty Hewes no se descubre hasta el último capítulo de la serie, con un silencioso primer plano de Glenn Close como punto y final que lo dice todo.

Así que si no encuentras nada en la actual parrilla televisiva que te interese y aún no has visto Damages, deberías darle una oportunidad, porque es uno de los thrillers televisivos con mayor calidad del último lustro. Una historia que engancha desde el primer momento, con un manejo del suspense y del montaje ejemplar, dos grandes actrices en estado de gracia y con una buena cantera de actores conocidos como secundarios en cada temporada (William Hurt, John Goodman, Ryan Phillippe, Marcia Gay Harden…). Un lujoso thriller judicial que saca a relucir las sombras de las consideradas tanto buenas como malas personas y en el que, hasta el minuto final, deja en el aire la pregunta de que si la redención está al alcance de todos.