Dir.: Oliver Stone
Int.: Taylor Kitsch, Blake Lively, Aaron Johnson, John Travolta, Benicio del Toro, Salma Hayek, Demián Bichir, Sandra Echevarría, Emile Hirsch
¿De qué va?: Ben y Chon son dos amigos de Laguna Beach que comparten novia, O., y se dedican al tráfico de drogas. Cuando un cartel mexicano secuestra a la chica y les exige como rescate todo el dinero que han ganado durante los últimos cinco años, ellos se muestran dispuestos a pagar, pero al mismo tiempo idean un plan para rescatar a O. y vengarse de sus captores.
Reseña: Hace justo un año que leí Salvajes, novela de Don Winslow que devoré en tres días durante el transcurso de un viaje. Sin ser la quintaesencia de la literatura me pareció muy directa, divertida, bestia y además contaba con unos personajes muy atractivos. Por aquel entonces ya sabía que Oliver Stone se estaba encargando de dirigir su adaptación cinematográfica y pensé que este material le había caído directamente del cielo. A él, que lleva una mala racha, de películas que carecen de la garra de sus trabajos entre los años 80 y 90. Ya intentó volver por sus fueros con la secuela de Wall Street y le salió rana, así que por qué no retornar al narcotráfico, la violencia extrema, la brutalidad… en fin, al territorio que mejor conoce.
Las intenciones de Stone eran buenas y todos esperábamos que lo consiguiera, pero nada más comenzar la película descubrimos que esto no va a ser un ‘back to basics’ al completo, y es que la presentación del trío protagonista no puede ser más blanda. En el libro, la descripción del sexo es descarnada, pero en la película, O. (ninguna referencia a que la llamen multi O. por tener facilidad para los orgasmos) folla con camisón. Y cuando el temita alcanza su momento cumbre, Stone corta y pasa a otra cosa. Todo esto son meros detalles que no importarán sobre todo a aquellos a los que no les interese que Blake Lively enseñe algo de su anatomía, pero a mí en particular ya me dice que la película es más recatada de lo que se cree. Y la pomposa narración en off por parte de ella reafirman mis sospechas.
Cuando la chica es secuestrada y sus novios, unos muy correctos Taylor Kitsch y Aaron Johnson, deciden pasar a la acción el filme mejora, pues se le da cancha a unos secundarios deliciosamente pasados de rosca, destacando al despiadado y cruel sicario que encarna Benicio Del Toro, la déspota mafiosa de sufrido instinto maternal que interpreta Salma Hayek y la pequeña aportación, casi cameo, que realiza Emile Hirsch. La película discurre sin problemas, pero no llego a vibrar de la manera en la que lo hice leyendo la novela. Hay algún chispazo de salvajismo, pero bestia hasta cierto punto. Sin embargo, lo peor se reserva para el final.
No sé si habrá sido por imposición del estudio, idea del propio Oliver Stone o de Don Winslow, que también firma el guión, pero la idea de cambiar el desenlace por una doble cabriola tramposa y edulcorada es una de las peores cosas que he visto en el cine de los últimos años. No sólo empeora el final de la novela sino que contradice todo lo expuesto previamente en la historia y sus aires shakesperianos, cerrando las líneas argumentales de forma atropellada y muy, pero que muy absurda. De verdad que no me explico cómo Winslow y Stone pudieron aceptar ese cierre, lo cual viene a demostrar que el director de Platoon se ha ablandado y que ha desaprovechado una gran oportunidad para volver a sus orígenes. De salvaje le queda poco, más bien se ha domesticado.
5’5/10
1 comentario:
Buff....si antes ya me daba pereza, tras leer esta crítica ya me aseguro de no ver esta peli ni de casualidad
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