Dir.: Terence Davis
Int.: Rachel Weisz, Tom Hiddleston, Simon Russell Beale, Ann Mitchell, Karl Johnson, Harry Hadden-Paton
¿De qué va?: En el Londres de los años 50, Hester lleva una vida privilegiada como esposa de un juez del Tribunal Supremio, sir William Collyer, pero para asombro de todos los que la rodean, deja a su marido para irse a vivir con Freddie Page, un joven ex piloto de la RAF del que se ha enamorado apasionadamente.
Reseña: El cine ha sido uno de los principales impulsores del concepto tan generalizado que tenemos sobre el amor romántico. Por culpa de las películas de Hollywood muchos hemos soñado con un romance de película que supera todas las adversidades y que culmina en un final feliz. Sin embargo, todos sabemos que en la vida real, tal y como dice Angelina Jolie en Sr. y Sra Smith, los finales felices son historias sin acabar. Y es que el amor nos puede traer mucha felicidad, pero el sufrimiento también es algo que va íntimamente ligado a él.
The Deep Blue Sea es el melancólico retrato de una mujer que sufre un tremendo mal de amores. Hester Collyer siente por el joven y altivo Freddie Page un amor que jamás ha sentido por su marido, por lo que decide abandonarlo y vivir con su amante con todo lo que conlleva ser una mujer adúltera en los años 50. Sin embargo, sigue sin alcanzar la felicidad que anhelaba porque se siente avergonzada de su decisión y es plenamente consciente de que el hombre que ama nunca la querrá de la misma forma que ella lo quiere a él. Hester intenta recomponer los pedazos rotos de su vida al tiempo que Inglaterra se lame sus heridas tras la 2ª Guerra Mundial (sutil y apropiado contexto), pero a veces se ve muy superada por el dolor que ha causado a su marido y la aflicción de vivir un romance descompensado.
Terence Davies filma con templanza y se vale de la fotografía natural, exenta de luces artificiales, para iluminar los húmedos y fríos espacios donde transcurre la historia de Hester, interpretada por una formidable Rachel Weisz en una de sus encarnaciones más memorables. Weisz se enamora, sufre, llora, se enfada, grita, se desespera, fuma y se enfrenta a la muerte en carne viva, sin caer en la sobreactuación y consiguiendo que empaticemos con su personaje, que a veces parece una adicta al sufrimiento. Simon Russell Beale y Tom Hiddleston encarnan a los dos hombres de su vida y ambos también están estupendos, sobre todo este último. La última escena que comparten Weisz y Hiddleston, en la que los silencios dicen más que las palabras, es una lección magistral de interpretación.
Se le ha achacado a The Deep Blue Sea que hable de la pasión con frialdad, pero personalmente creo que es algo que le viene muy bien a la historia porque su intención no es ensalzar el amor romántico, todo lo contrario: el amor es un arma de doble filo por el que todo el mundo puede resultar herido. Ahora bien, ¿vale la pena arriesgarse por él? Seguro que Hester lo prefirió así antes que pasar el resto de su vida lamentándose por no haberlo intentado, aunque el amor es algo más que pasión tal y como le enseña la propietaria de su vivienda. En definitiva, una película cocinada a fuego lento que deja poso y crece en el recuerdo.
7’5/10
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