Dir.: Mark Burton, Richard Starzak
¿De qué va?: Shaun es una oveja muy lista y muy traviesa que vive con sus compañeras de rebaño en una granja bajo la “supuesta” supervisión del Granjero y de su perro pastor Bitzer. A pesar de los esfuerzos de Shaun, la vida en la granja es bastante monótona, así que la oveja idea un ingenioso plan para tener un día libre.
Reseña: Desde que estrenase con gran éxito su primer largometraje, Chicken Run, y ganase el Oscar a mejor película de animación por Wallace & Gromit: La maldición de las verduras, el estudio de la plastilina por excelencia, Aardman Animation, ha tenido una carrera en el cine un tanto irregular: Ratonpolis, Arthur Christmas y ¡Piratas! no son para nada títulos desdeñables, pero tampoco alcanzaron las cotas de calidad y repercusión de sus dos primeras películas. Quizás por ello, para su siguiente trabajo han decidido llevar a la gran pantalla las aventuras de la oveja Shaun, quien consiguió una serie de televisión para ella sola tras debutar en un corto de Wallace & Gromit, y así han creado una nueva Evasión en la granja tan sencilla como cuidada en su forma y contenido.
Al más puro estilo Jacques Tati, La oveja Shaun no necesita diálogos; le basta con la gran habilidad que tiene el estudio Aardam para comunicar a través de la plastilina y unos cuantos gruñidos, balbuceos, sonidos guturales y los ‘beee’ de las ovejas para que la historia y la comicidad fluyan, pese a que la inclusión de unas cuantas canciones por poco consigue que se rompa la magia. El espíritu del comediante francés no es la única referencia que ronda las aventuras de este simpático rebaño de ovejas: El silencio de los corderos, Breaking Bad o Los Beatles son algunos de los guiños presentes en los gags de una película que consigue ser lo suficientemente divertida, fresca e inventiva como para que pasemos por alto que ya hayamos perdido la cuenta de las películas que hemos visto sobre animales perdidos en la gran ciudad perseguidos por un malvado y obstinado trabajador de la perrera local.
Tampoco hace falta tener que pillar todas las referencias que contiene la película como para poder disfrutar plenamente de ella, porque su humor va más allá de las alusiones cinéfilas y culturales (al contrario de la salga Shrek), y aun teniendo un sentido del ‘slapstick’ y la comedia física atemporal, contiene una crítica muy de los tiempos que corren en forma de parodia de las modas y la viralización a través de las redes sociales. El ritmo y la calidad de los gags es tan alto que aunque no provoquen la carcajada continua, consigue que se vea la película siempre con una sonrisa en la cara, al tiempo que demuestra que se puede hacer humor blanco sin caer en lo pueril. La oveja Shaun es una película para todos los públicos en el sentido más amplio del término, pues no habrá generación que se resista a su encanto de plastilina. Desconfía de aquel al que no le haya gustado nada esta película. Lo digo en serio.
8/10
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