Dir.: Hugo Blick
Int.: Maggie Gyllenhaal, Stephen Rea, Lubna Azabal, Andrew Buchan, Janet McTeer, Katherine Parkinson, Lindsay Duncan, Eve Best
Emisión: 2014, BBC, Sundance TV y Canal+
Miniserie de 8 episodios
Seamos sinceros, la mayoría de nosotros no tiene ni pajolera idea de lo que está pasando en Oriente Medio. Lo que sabemos es que hay un conflicto, entre Israel y Palestina (en el mejor de los casos), que hay atentados bomba, que no parece que la resolución vaya a estar cerca y poco más. No voy a entrar a juzgar a nadie porque no es el momento y soy el primero que no lo tiene nada claro. Por eso, pensé que con The Honourable Woman me iba a ayudar a entenderlo todo un poco más, pero no ha sido así. Más que nada, porque esta miniserie británica de 8 capítulos no habla de las causas, sino de las consecuencias de un conflicto en el que no hay una vía de salida fácil y en el que los países occidentales también juegan y mueven sus propias fichas en la partida.
Tengo amigos que se han reído de mí cuando les intento explicar de qué va The Honourable Woman. El diálogo ha ido más o menos tal que así:
- Bueno, pues va de una chica británica, que también es israelí y que hereda la empresa armamentística de su padre, al que asesinaron cuando era pequeña, y que intenta mediar en el conflicto israelí-palestino.
- ¿Y cómo va a mediar en el conflicto si es la dueña de una empresa de armas?
- Es que ya no se dedica a la venta de armas, sino a realizar actos solidarios que ayuden al progreso de ambas naciones.
- Ah… ¿Cómo cuales? ¿Y de dónde saca el dinero ahora?
- Pues no lo sé pero ha fundado una universidad y está implantando una red de fibra óptica en Palestina… ¿O era Israel? No me acuerdo bien. El caso es que ella corre mucho peligro porque no la quieren ni en un lado ni en otro.
- Todo eso no tiene mucho sentido.
No es tanto problema de la serie como mío, que soy malísimo para dar sinopsis, pero lo cierto es que la trama es muy compleja, con numerosos personajes que presentan conductas ambiguas, y a veces resulta difícil de seguir, sobre todo si no están claros los términos del conflicto en Oriente Medio. En cierta manera, The Honourable Woman es la prima hermana británica de Homeland; las influencias ejercidas por la serie protagonizada por Claire Danes son especialmente evidentes en la cabecera, pero más allá de eso no da la impresión de que estemos viendo algo similar, porque se mueven a diferentes ritmos, tienen protagonistas femeninas fuertes pero muy distintas y además de contar con un final cerrado, The Honourable Woman logra algo muy difícil: ser imparcial y no posicionarse en ningún bando en una disputa tan compleja y peliaguda como ésta.
Hace una semana, muchos se sorprendieron al ver a Maggie Gyllenhaal recogiendo el Globo de Oro a mejor actriz en TV-Movie o miniserie. Eso es porque no han visto lo fabulosa que está en The Honourable Woman. La hermanísima de Jake demuestra lo poco aprovechada que está últimamente en Hollywood dando vida con un perfecto acento británico a Nessa Stein, una mujer que de cara a la galería tiene estilo y es aguda, comprometida y poderosa, pero en realidad es mucho más vulnerable de lo que aparenta, y vive manteniendo un secreto que es pura dinamita. Ella es el epicentro de una intriga que cuenta con mayor peso femenino que masculino, destacando Lubna Azabal como la misteriosa ama de llaves del hermano de Nessa, o Stephen Rea, interpretando a un agente del Servicio Secreto de Inteligencia que encuentra en un caso de asesinato relacionado con los Stein un motivo de peso para posponer su retirada. “¿En quién puedes confiar?” Se pregunta Gyllenhaal al comienzo de cada episodio, y es que nada ni nadie es lo que parece.
The Honourable Woman es compleja, elegante, valiente, trágica y violenta, no de una manera comercial, sino soterrada, haciendo aparición de forma repentina e impactante, sacudiendo toda la trama. No es fácil de ver, y tampoco es cómoda, porque aparte de que se mantiene neutral nos muestra un panorama desolador y desmoralizante, sin dar posibles soluciones a un conflicto que se remonta a principios del silgo XX. Quizás porque no existan, al menos de momento.
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