Dir.: Jennifer Kent
Int.: Essie Davies, Noah Wiseman, Daniel Henshall, Barbara West, Hayley McElhinney, Benjamin Winspear, Tim Purcell
¿De qué va?: Seis años después de la violenta muerte de su marido, Amelia continúa perdida intentando educar a su problemático hijo, Samuel. Cuando encuentran en casa un cuento llamado ‘The Babadook’, Samuel está convencido de que la siniestra criatura que aparece en él vendrá a por ellos.
Reseña: El público que va al cine para ver una película de terror tiene expectativas de pasarlo mal, obviamente, pero tengo la impresión de que muchos quedan más que satisfechos si la cinta en cuestión no es más que una serie de sustos de volumen alto sin mucha imaginación, aunque a nivel argumental sea más bien pobre. No me refiero a los grandes fanáticos del género, sino a los que son ávidos consumidores del cine comercial cuyo barómetro se reduce a si una película está guapa o es una mierda. Esa gente va a aborrecer Babadook, y con razón.
Con Babadook se ha producido un caso de publicidad engañosa similar al de El bosque, de cuando aún molaba M. Night Shyamalan: nos la venden como la mejor película de terror del año. Steven Spielberg no se ha emocionado con ella, pero ojo, que el director de El exorcista, William Friedkin, ha dicho que es la película más aterradora que ha visto en su vida. Probablemente, el cineasta no hacía alusión a esa clase de terror que te provoca estar agazapado en la butaca y escondido detrás del abrigo, como me pasa a mí, sino a uno más profundo y abstracto, que no desaparece cuando se encienden las luces de la sala. La ópera prima de Jennifer Kent va sobre el miedo a la soledad, a la depresión, a no saber querer a tu propio hijo, a la marginación, a no poder superar un terrible trance del pasado… y para ello se vale de los mecanismos del cine de terror: casa siniestra, paranoia creciente, sustos (sin golpe de efecto sonoro) y un monstruo de presencia espeluznante y siempre al acecho. Fantástico diseño el del señor Babadook.
Pero vamos, que esto es un dramón disfrazado de película de terror, en la línea de La semilla del diablo, Al final de la escalera o El resplandor, cintas más preocupadas en generar un ambiente malsano que en provocar brincos entre las filas de butacas. Todas ellas tenían fuertes personajes protagonistas, interpretados por actores totalmente entregados, y Babadook no es una excepción. Essie Davies realiza un auténtico ‘tour de force’ con un personaje muy difícil, contradictorio y desmesurado, pasando de la inocencia a la locura de forma imponente, y el niño que encarna a su hijo, Noah Wiseman, es insoportable, en efecto, pero porque tiene que ser así, respondiendo de forma excelente a todo lo que se espera de él en cada momento de la película.
Me gusta definir Babadook como ‘cine de terror para gafapastas’ lo cual no tiene por qué interpretarse como algo bueno o malo. Entiendo que haya gente a la que no le guste porque se trata de un filme antipático que no se ajusta a sus expectativas (una postura errónea en la que todos siempre hemos caído alguna vez) pero también entiendo a los que la consideren como una gran obra por aprovechar el género fantástico para hablar de un miedo que de imaginario tiene más bien poco, aunque su directora deje un final abierto a diferentes interpretaciones sobre su naturaleza. En lo que a mí respecta, me ha gustado bastante aunque tampoco me dejase especialmente impresionado, quizás porque me esperaba un final más contundente. Ya ven como yo mismo caigo en la equivocación de las expectativas, pues pensándolo a posteriori, el desenlace de la película casa perfectamente con su tesis.
7/10
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