23/7/14

Grossmann 10: A Slovenian Horror Story (3/3)

Día 4: Ante la amenaza de nuestra partida, la noche anterior Satán Jr. actuó con nosotros como un novio que se porta extremadamente bien con su novia cuando piensa que ésta lo va a dejar: nos ayudó recogiendo, invitó a pizza e incluso nos llevó al camping en su coche. Por la mañana tuvimos una reunión con él de 5 minutos en la que nos prometió que no tendríamos que hacer más lo de los donativos y que dos voluntarios nos ayudarían con la instalación y recogida de equipos y sillas. Así que decidimos quedarnos, creyendo que la situación iba a cambiar...  Lo que también ocurría era que la única manera de volver a nuestra casa aquel día era coger un tren de 4 horas, así que en cierta manera estábamos atrapados.

The Canal3

Después de pasar la mañana en la piscina nos enteramos de que ese día la entrada era gratuita para los trabajadores del festival… Pero al menos pudimos entrar gratis al día siguiente. Por la tarde, tuvimos que cargar más mobiliario que nunca, puesto que el hotel, que nunca tiene tantos clientes como en esta semana, aprovechó la ocasión para que llevásemos a su terraza las mesas y sillas que tenían guardadas en sus pisos superiores. Lo gracioso fue que pasamos por delante del resto de voluntarios en varias ocasiones, visiblemente cansados, y ellos ni se inmutaron, sentados en el sillón de la recepción o tomando un refresco en la terraza. Por la noche, después de decirle a Satán Jr. que una vez más nadie nos había ayudado, se sentó a nuestra mesa una de las voluntarias eslovenas y nos dijo que si necesitábamos ayuda tan sólo teníamos que pedírselo, a lo que respondimos que ese no era nuestro trabajo y que ellos ya estaban avisados. Pues resulta que Satán Jr. no les había dicho nada, y conversando descubrimos que no éramos los únicos en tener problemas con el aprendiz de Lucifer.

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A todo esto, el receptor del Honorary Vicious Cat estaba dando una clase magistral en la plaza. Djordje Kadijević es un director serbio de 81 años que como todo cineasta de culto viste cada día totalmente de negro y lleva gafas de sol incluso de noche, y además es pionero del cine fantástico en la ex-Yugoslavia. Prácticamente toda su filmografía está compuesta por películas para televisión (algunas porque no encontraron distribución cinematográfica debido a la guerra) y su último trabajo fue dirigir cuatro episodios de una serie en 2008. El festival mantuvo conversaciones con figuras más reconocidas del género fantástico pero debido a la reducción de las ayudas de este año trajeron a este señor, mucho más barato (cruel pero cierto).

Poster NymphDespués de la charla se proyectó She-Butterfly (Leptirica), primera película de terror yugoslava. Me la perdí, pero sí que vi el segundo filme que proyectaron de Kadijević al día siguiente, del que les hablaré un poco más adelante. La que sufrí fue la siguiente proyección de la noche, Nymph (Mamula), una producción serbia sobre dos turistas americanas que, durante unas vacaciones en la costa de Montenegro, descubren una fortaleza militar abandonada donde se topan con un veterano de guerra asesino que protege y cuida a una sirena carnívora que habita en el lugar.

Nymph

Nymph reúne los peores tópicos del cine slasher: tetas, actrices buenorras ligeritas de ropa, personajes estúpidos, relaciones entre ellos que no interesan, conflictos idiotas (si la protagonista tiene fobia al agua ¿por qué se va de vacaciones a la costa?), diálogos ridículos… Esta película es más propia de los años 90 que del siglo XXI. El director, Milan Todorovic, se esfuerza en realzar la belleza de los paisajes de Montenegro y la de sus voluptuosas actrices, sumando a la ecuación a Franco Nero para aportar una sobriedad innecesaria y ejercer del clásico abuelo que tiene todas las respuestas pero que no las desvela hasta que casi todos los descerebrados personajes ya están muertos. Ni siquiera funciona como parodia porque se toma demasiado en serio a sí misma.


Día 5: Por fin llegó el último día del festival, aunque nosotros aún teníamos que esperar al día siguiente para escapar de ese infierno. Tras la sesión de piscina, nuestro particular remanso de paz, fuimos a la plaza central donde aún no pudimos colocar las sillas de rigor porque había fiesta. Mientras una banda de rockabilly actuaba, un equipo de maquilladores acicalaba a la gente para convertirlos en muertos vivientes. Yo no quería ser menos, pero creo que la maquilladora no se esforzó mucho en mí porque al ser de la organización no pagué, y eso que tan sólo le pedí que me hiciera una herida en la frente.

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Después hubo un intento de Zombie Zumba (nadie siguió a la pobre monitora), una maratón de muertos vivientes, los mejor caracterizados recibieron premios y por último bailaron una especie de baile tradicional esloveno. Todo muy Orgullo y prejuicio y zombies. A continuación, emplazaron a la gente al Kulturni Dom porque se iba a celebrar la ceremonia de clausura. Satán Jr. nos dijo que estábamos invitados, pero tuvimos que abandonarla a los 20 minutos porque nos esperaban en la plaza para preparar la sesión de cine al aire libre, así que he conocido el palmarés a través de internet.

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El Vicious Cat a la mejor película fue para Heavenly Shift, aquella película húngara que no gozó de ninguna proyección decente y que versa sobre dos paramédicos de Budapest que tienen un siniestro acuerdo de negocios con el director de una funeraria. España triunfó en en festival porque el resto de premiados fueron de nacionalidad española: Asmodexia se llevó una mención especial; el Slak’s Vicious Cat al mejor cortometraje fue para Subterráneo, de Miguel Ángel Carmona; la mención especial de cortos fue para Ephemeral de Diego Modino y el Melies d’Argent, premio que concede la Federación Europea de Festivales de Cine Fantástico, fue para 24 horas con Lucía, de Marcos Cabotá. Lamentablemente, no llegué a ver ninguno de estos cortometrajes

Poster Sveto MestoAl acabar la ceremonia, comenzaba en la plaza la última proyección, A Holy Place (Sveto Mesto), otra película del homenajeado Kadijević. El programa decía que el director hablaría antes de la proyección, pero cuando llegó, con todo preparado, dijo que pasaba de hablar, que ya no está para tanto trote. Así pues, arrancó la película, que cuenta la historia de un aprendiz de sacerdote al que le encomiendan leer los salmos tres noches seguidas por el alma de una joven cuyo cuerpo descansa en una torre. El problema es que la muchacha es la misma que el sacerdote mató la noche anterior, cuando tenía la apariencia de una anciana que le intentó atacar.

Lo único que encontré llamativo de la película es cómo se adaptan los códigos del terror al contexto serbio porque el resto no es más que un relato extremadamente misógino con una estructura bastante cansina (introducción – noche – flashback – noche – flashback – noche – resolución). Al menos aquí sí que me pude coger unas risas por la música que suena cada vez que hay una revelación o la mujer diabólica entra en escena, muy de telenovela sudamericana.

Sveto Mesto

Al acabar la proyección y para nuestra sorpresa, todos los miembros de la organización, incluido Satán Jr. ataviado con una hortera chaqueta floreada, ayudaron en la recogida de sillas porque había que guardarlas en un lugar más alejado. Supongo que a esto se referían cuando me dijeron que hasta el máximo responsable ayuda con las sillas si es necesario. A continuación, comida gratis, fiesta en la plaza y esperar a que acabe para recogerlo todo. También había guateque en el club pero estábamos tan destruidos que sólo queríamos echarnos a dormir en nuestra tienda de campaña.


Día 6: El festival había concluido pero varios de los técnicos tenían que quedarse hasta la tarde para poder recoger y entregar todos los equipos. Nosotros teníamos que vernos con Satán Jr. porque aún nos tenía que pagar el viaje de ida y vuelta. Tras llamarle al teléfono insistentemente apareció, resacado y con sólo tres horas de sueño encima. Una de mis amigas tuvo que pelear para que le diera el dinero completo del viaje (ella vive más lejos que nosotros dos), siendo éste parte de esas donaciones que recogimos durante dos días. Después de decirle que ojalá nos hubiésemos ido antes porque nada había cambiado, Satán Jr., con su rostro alargado con perilla, ojos grandes y dientes afilados nos dice “Bueno, espero verles de vuelta el año que viene”.

A continuación, nos dice que no puede conducir y que no nos llevará al camping para recoger nuestras cosas y la tienda de campaña, quedándose tan ancho. Mi amiga Margot explota y le dice que si no nos lleva que le dejamos la tienda sin recoger, y que vaya él a por ella si quiere.  Cuando termina, Satán Jr. le dice que no le ha dejado acabar, que iba a decir que alguien de la organización nos llevaría. El muy “…” no paraba de provocarnos.

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Así que uno de los técnicos nos llevó al camping, recogimos todo, incluida la tienda de campaña (Satán Jr. abordó a una de mis amigas junto a su propietario para que éste le pidiera, por favor, que se la dejásemos en el hotel), y esperamos a la llegada del Prevoz (servicio de coche compartido a lo BlaBlaCar). Finalmente apareció, una esbelta y rubia diosa de ébano en su blanco Mazda2 con aire acondicionado que, como si de un ángel de la guarda se tratase, nos sacó de esa pesadilla. Mientras le contábamos nuestra experiencia y ella escuchaba horrorizada, descubrimos que conocía a Satán Jr., pero sólo de vista. Los pueblos eslovenos son como los españoles, todo el mundo se conoce.

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Y aquí termina el relato de mi terrorífica experiencia como voluntario en el festival Grossmann. Algunos dirán que hemos sido unos quejicas pero nosotros tan sólo pedíamos respeto, un trato de igualdad respecto al resto de voluntarios e información sin sesgar sobre las condiciones de nuestro trabajo, cosa que nunca tuvimos. Ni siquiera nos llegaron a presentar al resto de integrantes de la organización y cuando pregunté a uno de ellos si me podían hacer una acreditación por haber participado bromeó diciendo “Por supuesto, pondremos que tienes el pene más grande de Ljutomer”. La culpa es mía por haberle preguntando cuando estaba con unas copas de vino de más.

Me hubiera encantado haber escrito una crónica entusiasta sobre lo bien que me lo pasé y lo mucho que aprendí en el festival pero… no es el caso. Por cierto que una tal revista llamada Moviemaker dice que éste es uno de los 5 festivales de terror y ciencia ficción más ‘cool’ del mundo. Pues muy bien.

Ojalá Satán Jr. tenga un blog en el que contara los hechos desde su punto de vista. Me moriría por leerlo.

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