Con Drinking Buddies inauguro una nueva sección en el blog titulada “Cine en la red” dedicada a esas películas que se encuentran en el limbo de la distribución cinematográfica: ni tienen fecha de estreno en cines ni en el mercado doméstico, al menos en España. Hasta ahora las había comentado bajo la etiqueta de “Cine en DVD”, lo cual era algo inexacto, pero también es verdad que en breve la dinámica del blog cambiará bastante, pero ese tema lo dejamos para más adelante.
Drinking Buddies es un filme independiente que se estrenará el próximo viernes en los cines norteamericanos, pero que ya se puede visionar en los servicios de Video on Demand de dicho país, de ahí que se pueda encontrar en la red en perfecta calidad. Joe Swanberg es director y guionista de esta historia centrada en Lucas y Kate, dos colegas que trabajan en una cervecería y que comparten momentos de risas, bromas privadas y mucha cerveza, pero más allá de su complicidad no hay nada porque ambos tienen pareja, pero tras una escapada de fin de semana a la playa todo cambiará entre los cuatro.
Drinking Buddies tiene muchos puntos en común con El amigo de mi hermana. Ambas se han rodado con cuatro duros, están centradas en las relaciones de un grupo pequeño de personas y, lo que es más importante, se han rodado con un gran nivel de improvisación. El director le dio a los actores un boceto del argumento y el orden en el que los acontecimientos tenían que tomar lugar, pero el resto fue improvisado sobre la marcha. Con esto se crea una sensación de realismo e intimidad inauditas pero que también supone un arma de doble filo: nada de frases antológicas ni de diálogos ingeniosamente elaborados a lo Woody Allen o Aaron Sorkin, sólo personas charlando, discutiendo o balbuceando como tú, como yo y como cualquier hijo de vecino.
El problema es que todo es tan terrenal que cuesta conectar emocionalmente con lo que narra. La mayoría de la gente dirá “es que no pasa, se pasan toda la película bebiendo cerveza”, y es verdad, pero también hay que estar muy pendientes de cada gesto, cada mirada y cada frase que no se dice para captar todo por lo que le ronda por la cabeza a los personajes. Lo mejor de la película es la dinámica entre Olivia Wilde y Jake Johnson, quienes han forjado una química totalmente creíble, casi palpable. Ella está muy bien en el papel más agradecido de su incipiente carrera en el cine, donde hasta ahora no había podido hacer mucho más que el papel de tía maciza. Aquí no sólo sale naturalmente bella sino que demuestra unas dotes como actriz con las que puede sorprendernos en los proyectos adecuados.
Anna Kendrick y Ron Livingston tienen una participación más reducida, casi de soporte de la pareja central, pero también cumplen sobradamente. Drinking Buddies es una pequeña película que tiene el problema de no exprimir todo su potencial, pero que funciona como historia cercana y despojada de los tópicos de la comedia romántica made in Hollywood sobre la amistad y de cómo puede verse afectada cuando se produce tensión sexual, de si merece la pena arriesgarse o no en resolverla y de las cosas que buscamos y necesitamos de una pareja. Al final, todo se reduce a la siguiente cuestión: ¿Es conveniente embarcarse en una relación con tu mejor amigo, con cerveza y sin ella?
6’5/10
1 comentario:
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Emilia
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