Dir.: James DeMonaco
Int.: Ethan Hawke, Lena Headey, Adelaide Kane, Max Burkholder, Edwin Hodge, Rhys Wakefield, Arija Bareikis
¿De qué va?: En los Estados Unidos de un futuro no muy lejano, se ha conseguido erradicar la delincuencia y el paro gracias a la purga anual, que consiste en que a lo largo de una noche cualquier crimen cometido es legal. En el transcurso de la purga del año 2022, una familia acomodada se verá obligada a sacar la bestia que llevan dentro si quieren sobrevivir.
Reseña: Contar con una premisa genial es un inmejorable primer paso para comenzar una historia, pero si no se es capaz de sacar todo su potencial… ¿de qué sirve? Al director y guionista James DeMonaco, de cuyo currículum no se puede destacar gran cosa, se le ocurrió una idea para una película de esas que llaman la atención de todo el mundo por su incuestionable atractivo: un futuro utópico en el que la sociedad vive en paz y armonía gracias a un sistema por el cual una noche al año cualquiera puede desahogarse matando a quien le plazca, comportándose como un sádico si es preciso, para que al día siguiente vuelva a ser una persona civilizada.
Durante el primer acto de The Purge: La noche de las bestias (¿tan difícil habría sido dejarle como título La purga?), DeMonaco nos plantea el conflicto, bien masticadito para que nadie se lo pierda: los pobres que no pueden permitirse un refugio son los que peor parados salen en las purgas, ejerciendo de blanco fácil de los que pretenden saciar su sed de sangre, mientras que las familias acaudaladas se atrincheran en sus lujosas casas y aceptan el status quo, aunque no formen parte activa de él. Pero ¡ay! la cosa cambia cuando uno de estos clanes, acostumbrado a mirar a otro lado, se ve forzado a escoger entre formar parte de la marea sádica o no, aunque cualquiera de las dos opciones desemboque en tener que defenderse con armas y dientes.
DeMonaco simplifica el conflicto moral de la familia protagonista, diluyendo cualquier comportamiento inaceptable para forzar la simpatía hacia ellos, pero acaba provocando el efecto contrario puesto que sus acciones resultan ilógicas la mayor parte del tiempo (el hijo es directamente ostiable). No me parece mal que la película se acabe convirtiendo en un ‘slasher’ de los de intrusos que se cuelan en una casa para aniquilar una familia, pero como tal no resulta gran cosa. Ni es excesivamente violenta, ni tensa, ni espeluznante como sí lo eran Funny Games, Los extraños (de la que hereda las máscaras horripilantes) o Secuestrados, por poner varios ejemplos muy diferentes entre sí pero superiores a The Purge, la cual sin resultar nunca aburrida se vuelve monótona y carente de ideas durante el esperado asalto a la casa.
Si nos ponemos quisquillosos también podemos sacar punta de muchos aspectos incongruentes de la narración, como la increíble capacidad de la casa de ahogar el ruido que provoca la violencia de tal forma que no se oiga en el resto de habitaciones o lo fácil que resulta burlar el carísimo sistema de seguridad. Unas buenas interpretaciones a cargo de Ethan Hawke y Lena Headey refuerzan la cinta pero no son suficientes para levantarla de la mediocridad en la que se acaba sumergiendo, sin ni siquiera aprovechar su estupendo e impactante giro final. Una lástima, pero es que el director está tan empeñado en que nos percatemos de lo genial que es su premisa que hasta subraya su moralina implícita durante los créditos finales. Y pensar lo que habrían hecho Haneke, Peckinpah o Lumet con semejante material…
4/10
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