¿De qué va?: En el Japón medieval, el poderoso rey Hidetora decide abdicar y repartir sus dominios entre sus tres hijos. El menor considera que la idea es absurda y que sólo servirá para causar problemas, lo que provoca la ira de su padre y que lo desherede. Muy pronto se dará cuenta de su error: la ambición hará que sus hijos mayores inicien una guerra para hacerse con el poder absoluto.
Reputación: Aunque Ran (que significa caos o tumulto) ha sido siempre considerada como una adaptación libre de la obra El rey Lear de William Shakespeare, Akira Kurosawa tuvo otra influencia a la hora de concebir la película: la parábola de la época Sengoku sobre el señor de la guerra Mori Motonari, quien tuvo tres hijos que le fueron leales durante toda la vida. Sin embargo, Kurosawa se preguntó qué hubiera pasado si esto no hubiera sido así. El director empezó a escribir el guión a mediados de la década de los 70, tras su intento de suicido por el fracaso de Dodesukaden (1970) pero después de haber obtenido el reconocimiento internacional gracias a Derzu Uzala (1975). Ran fue ideada como la producción de mayor envergadura rodada en Japón y, quizás, la última película de su director, aunque acabaría dirigiendo tres filmes más a posteriori. Antes de rodar Ran, Kurosawa tuvo que encargarse de Kagemusha, la sombra del guerrero (1980) con la que trazó ideas que desarrollaría más tarde en su película soñada y con la que logró convencer al productor francés Serge Silberman de que financiara parte de los 12 millones de dólares que costó la producción.
Casi tres años fueron requeridos para sacar adelante Ran: se diseñaron y fabricaron alrededor de 1.400 uniformes de todo tipo, casi todos confeccionados a mano; se mandó a construir un castillo con los mismos materiales que se utilizaban 500 años antes; se contrataron más de 1000 extras y se usaron 2000 caballos procedentes de Estados Unidos; y se consiguió rodar en dos de los castillos más importantes de Japón, Kumamoto y Himeji. Fue un rodaje duro y largo que tan sólo se detuvo un día como señal de luto por el fallecimiento de Yôko Yaguchi, la esposa de Kurosawa durante casi cuarenta años. Ran ganó muchos premios a nivel internacional, incluyendo un Oscar al mejor vestuario (también fue nominada a mejor director, fotografía y dirección artística).
Comentario: Debo admitir que no afronté Ran con demasiado entusiasmo e interés, pero la verdad es que me ha sorprendido para bien. Cuenta con un trama muy interesante que gira en torno a las consecuencias de la ambición desmesurada (atentos a la impagable femme fatale que es la esposa del hermano mayor), un diseño artístico impecable y a pesar de que dure más de dos horas y media no se me hizo pesada en absoluto, aunque hay escenas que podrían haberse quedado en la sala de montaje como muchos de los ataques de locura del patriarca. Eso junto a su a veces excesiva afectación, lo cual achaco más a la nacionalidad que a la herencia teatral, son los dos puntos flacos que le encuentro a esta impresionante, pesimista y trágica película con secuencias para el recuerdo; mi favorita: el sangriento e hipnótico asalto al castillo sin sonido, tan sólo acompañado de la música.
Próximo visionado: La fiera de mi niña (1938)
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