Se veía venir de lejos que el fenómeno Crepúsculo iba a traer consecuencias más allá de sus inevitables y cansinas continuaciones. Los ejecutivos de Hollywood creen ofrecer lo que el público joven demanda siguiendo la siguiente fórmula: triángulo amoroso imposible formado por una chica y dos chicos, a cada cual más guapo y peligroso (malas copias de James Dean), con elementos sobrenaturales de por medio pero en modo ‘light’, no vaya a ser que perdamos al público menor de edad, y para redondear añadimos una ambientación gótica y lúgubremente romántica para conquistar al sector emo.
Así nace la nueva versión del cuento de Caperucita roja, que por si a alguien le quedaba alguna duda acerca de sus similitudes con Crepúsculo la encargada de dirigirla ha sido la misma directora de aquella, Catherine Hardwicke, que aunque sigue enfrascada en un cine destinado al público adolescente anda muy perdida tras sus interesantes comienzos con Thirteen y Los amos de Dogtown. En Caperucita roja hay escenas que parecen sacadas de la saga crepuscular, con mucho plano aéreo de las montañas y escenas románticas de postal aptas para cualquier público al que no se les atraganten de lo cursis que pueden llegar a ser.
Un Gary Oldman desmesurado e insoportable llega a una pequeña aldea para desenmascarar y aniquilar al hombre lobo que se esconde entre su ciudadanía. Hacer cábalas sobre la identidad del asesino es lo único que puede hacer llevadero una trama a la que le importa más si Caperucita se queda con su amor de toda la vida, de mirada sospechosa como el perro diabólico de Los Simpsons, o con su bonachón prometido de conveniencia, ambos luciendo las únicas camisetas de pico del pueblo (¡con el frío que debe hacer!). Poco nos importa el devenir de este embrollo porque los dos machos alfa parecen de cartón piedra, hay veces que ni se les distingue del decorado.
Las referencias al cuento original están metidas con calzador y hasta provocan risa. Todo el atractivo que puede tener Amanda Seyfried como Caperucita se desaprovecha con una tensión sexual de educación primaria. Y Virginia Madsen y Julie Christie se pasean por ahí, matando el tiempo mientras esperan a que las llamen para un proyecto que esté a la altura de sus talentos. ¿Quieren una versión moderna de Caperucita roja que mole? Pues les recomiendo Freeway, con Reese Witherspoon y Keifer Sutherland, una versión libre y contemporánea del cuento que al menos es más cachonda, tiene mejores interpretaciones y no se toma tan en serio a sí misma como este Crepúsculo disfrazado con piel de lobo.
3’5/10
2 comentarios:
A mí tambn me parecio basura, y aburrida, pero la tuve ver porque en el libro de la peli no te ponen quién es el lobo! Te lo puedes creer? xD
He visto esa novela a la venta en centros comerciales, pero cómo no te van a decir quien es el lobo?? ¿¿Entonces cómo acaba??
Saludos!
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