El indeseable huésped

Una de las últimas películas que no ha encontrado distribución en España ha sido 50/50, estrenada hace un año en Estados Unidos. Sin embargo, Canal+ la ha adquirido y se puede ver doblada en su servicio de alquiler, aunque ignoro si llegará a editarse algún día en DVD. Es una lástima, porque nos encontramos ante una notable película, por encima de la media de las que sí consiguen llegar a las salas, pero claro, supongo que no es fácil vender una comedia dramática que gira en torno al cáncer, enfermedad que causa en torno al 13% de las muertes del mundo.

Jonathan Levine (The Wackness) dirige esta historia sobre Adam, un chico de 27 años cuya tranquila vida da un vuelco cuando le diagnostican un raro cáncer, con un 50% de probabilidades de superarlo. El filme es el equivalente cinematográfico de la serie The Big C, puesto que combina el drama con la comedia para tratar un tema muy serio que a todos nos ha afectado directa o indirectamente, pero además se vale de que su guionista, Will Reiser, pasó por la misma experiencia que el protagonista, lo cual contribuye, junto a la magnífica interpretación de Joseph Gordon-Levitt, a potenciar la autenticidad de la historia: desde el shock de la noticia pasando por las sesiones de quimioterapia, los efectos secundarios, el momento de raparse la cabeza, hasta llegar al momento en el que Adam es plenamente consciente de que se está enfrentando a la muerte, en una escena en el hospital tan sutil como terrorífica.

Cada personaje que se encuentra alrededor de Adam supone una forma distinta de actuar frente a alguien que padece cáncer: la novia distante (Bryce Dallas Howard), la madre sobreprotectora (Anjelica Houston), el amigo que intenta sacar el ánimo de donde sea (Seth Rogen), o la joven e inexperta terapeuta a la que le cuesta pasar de la teoría a la práctica (una encantadora Anna Kendrick). Los secundarios hacen muy buen trabajo, destacando a Rogen por lo inspirado que está en las escenas cómicas, aunque es verdad que el personaje de la novia queda un tanto descolgado porque le pesa mucho el estereotipo del que parte.

Una de las mayores virtudes de 50/50 es que no se recrea en en drama ni va directa a sacar la lágrima fácil como La decisión de Anne y otras películas de temática similar, sino que prefiere ser una honesta aproximación de lo que significa padecer un cáncer y que, como en la vida misma, tiene tantos momentos tristes como alegres, pero también supone un homenaje a todas esas personas que luchan cada día por vencerlo, a los que los apoyan y a los que no pudieron conseguirlo. Probablemente, el visionado de 50/50 será doloroso para muchas personas que lo han vivido de cerca, pero no por ello deja de ser una película muy recomendable.

8/10