Creador: Tina Fey
Int.: Tina Fey, Alec Baldwin, Tracy Morgan, Jane Krakowski, Jack McBrayer, Scott Adsit, Judah Friedlander, Keith Powell
Emisión: 2006 – 2013, NBC
7 temporadas
Hace un año y medio finalizó 30 Rock (Rockefeller Plaza), tras siete años de emisión en la cadena NBC. Nunca tuvo grandes audiencias, en realidad eran bastante regulares, pero consiguió sobrevivir por ser una de las grandes favoritas de la crítica especializada (236 nominaciones en premios varios y un buen puñado de Emmys y Globos de Oro) y por emitirse precisamente en NBC, pues en otra cadena no habría pasado de dos temporadas con índices tan bajos. En España no goza de mucha popularidad, se emitió de tapadillo en laSexta, Neox, Nova y Paramount Comedy, pero ni siquiera me consta que la hayan emitido en su totalidad. Una pena, pero tampoco me sorprende, porque su sentido del humor es tan brillante como poco dado al gran público.
Tina Fey es la creadora de la serie, quien se inspiró en la época en la que trabajó para Saturday Night Live, donde se hizo popular gracias a su divertidísima parodia de Sarah Palin. Ella también da vida a la protagonista, Liz Lemon, la principal guionista de un programa de sketches cómicos, The Girlie Show, cuya vida da un vuelco con la llegada de un nuevo directivo a la cadena, Jack Donaghy, quien impone a una nueva estrella en el show, el impredecible Tracy Jordan, lo que provocará los celos de la que era la absoluta protagonista hasta entonces, Jenna Maroney. Como muchas series memorables como Friends, 30 Rock no arrancó especialmente bien: correcta, pero sin mucha gracia ni personalidad. No fue hasta que la relación entre Liz y Jack pasó del choque inicial a una amistad cómplice en la que él asume la función de mentor de ella que la serie comenzó a relajarse, desarrollar su vis cómica y tomar una velocidad de crucero que no abandonaría hasta su final.
30 Rock no es una serie para aquellos que creen que The Big Bang Theory es el súmmum de la comedia televisiva. Ojo, que a mí me gusta, pero reconozco en ella una simpleza y unas limitaciones que la creación de Tina Fey nunca tuvo, porque cogió el concepto de sitcom y lo elevó a las altares a través de un humor que es absurdo, inteligente, cultural, friki, surrealista, autorreferencial, autocrítico, político, meta y mucho más, todo en uno. Cuando otros se conforman con tocar dos palos, 30 Rock lo abarcaba todo y se marcaba capitulazos en los que el ritmo de gags es tan rápido que hay que estar completamente atento para no perder detalle, y sin ser nunca condescendiente con el espectador. Nada ni nadie se escapa de su objetivo, ni siquiera su propia cadena, NBC, cuya precaria situación fue objeto de mofa a lo largo de toda la serie. Tal fue su prestigio que numerosas estrellas intervinieron en la serie, tanto en pequeños cameos como en apariciones que abarcaban varios capítulos: Julianne Moore, Matt Damon, Jennifer Aniston, James Marsden, Salma Hayek, James Franco, Elizabeth Banks, Jon Hamm, Steve Buscemi, Chloë Grace Moretz… La lista da vértigo, y tiene tanto mérito que se pirraran por aparecer en la serie como el ponerlos a hacer el ganso con toda su complicidad; no hay más que ver el episodio en el que Denise Richards se interpreta a sí misma liderando un grupo que revindica los derechos de los idiotas.
Toda esa gracia que contenía 30 Rock no funcionaría ni la mitad de bien si no fuera por los personajes principales y recurrentes y los actores que los interpretaban. Tina Fey utilizó la serie como vehículo para su lucimiento, sí, pero a diferencia de Sarah Jessica Parker (Sexo en Nueva York) o Alyssa Mylano (Embrujadas) que aprovecharon su poder como productoras para recalcar lo estupendas que eran, la Liz Lemon de Fey es un completo desastre y para nada glamurosa; nerd y adicta a la comida basura, no hay capítulo en el que se rían de su pelo, su vestuario o de cualquier otro aspecto de su vida y personalidad. Fey forma un estupendo tándem con Alec Baldwin, quien revitalizó su carrera gracias a la serie, y se agradece que nunca haya existido la consabida tensión romántica entre ambos.
Al principio Tracy Morgan resultaba muy cansino, pero fue a mejor cuando aprovecharon su estupidez y lo utilizaron para parodiar a Eddie Murphy, al fenómeno Precious y al star-system. Jack McBrayer es la mejor caricatura de la facción ultrareligiosa americana jamás vista en televisión (e incluso en el cine), y he dejado para el final a mi favorita, junto a Liz Lemon: Jenna Maroney. La encarnación que realiza Jane Krakowski de esta actriz nefasta, impopular, promiscua, alcohólica, egoísta, egocéntrica y todos los ‘egos’ posibles es una de esas intervenciones secundarias capaces de robar el show. Tal vez un spin-off no sería apropiado porque la sobreexposición podría ir en su contra, pero su aportación a la serie la convierte sin duda en uno de los mejores personajes cómicos de la televisión americana.
30 Rock no tendrá la legión de seguidores que tienen Friends, The Big Bang Theory o Modern Family, pero su importancia y legado para la comedia televisiva es incuestionable; sin ir más lejos, estoy seguro que sin 30 Rock no habría Community. A través de las numerosas parodias y chistes que realiza la serie a costa del mundo de la televisión (impagable el capítulo Queen of Jordan recreando un reality show), se vislumbra un cariño auténtico por la caja tonta, sus entresijos y la adicción que genera. Un amor que queda patente en los dos episodios en vivo que rodaron, en los que también queda reflejado todo el talento implicado en su realización. Tras más de dos años viendo episodios cada semana, he terminado 30 Rock y sin duda voy a notar su ausencia. La televisión española sería un lugar mucho más acogedor si tan sólo tuviera una mínima parte de su esencia.
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