Dir.: Stuart Blumberg
Int.: Mark Ruffalo, Tim Robbins, Gwyneth Paltrow, Josh Gad, Alecia Moore, Joely Richardson, Patrick Fugit
¿De qué va?: A primera vista, Adam, Mike y Neil tienen poco en común. Sin embargo, los tres acuden a una terapia de grupo para adictos al sexo. Su único apoyo son los otros miembros, que se convertirán en amigos fieles para salir juntos del bache y recuperar sus vidas.
Reseña: En el capítulo de hoy de la longeva serie titulada “Traducciones locas de títulos de películas” tenemos la transformación de Thanks for Sharing (Gracias por compartir) a… Amor sin control. Quizás los responsables del cambio hayan pesado que el título original era muy soso y que la palabra “amor” siempre es capaz de captar la atención de los fanáticos del cine romántico. ¿O es que con el “sin control” se están refiriendo a la famosa marca de preservativos? De una forma u otra, el título no es del todo acertado porque en la ópera prima del guionista Stuart Blumberg (Los chicos están bien) hay algo de amor, sí, pero lo que está descontrolado es el gusto por el sexo de los protagonistas, y ahí amor lo que es amor… poco hay.
Y es que los participantes de este grupo de terapia han tocado fondo al engañar a sus esposas, perder amigos, el trabajo e incluso el amor propio debido a sus impulsos incontrolables, de ahí que acudan en busca de ayuda y comprensión mutua como si de Alcohólicos Anónimos se tratase. La película abarca las historias personales de tres personajes para explorar la recuperación y los problemas que se presentan por el camino apoyándose cada uno en pilares diferentes: la familia, la pareja y las amistades. La película trata a sus adictos de forma comprensiva, sin hacerles burla, y nos dice que como cualquier otra adicción no hay una única forma de superarla y es tan difícil dar el primer paso para salir de ella como es muy fácil volver a recaer. Nada que no sepamos ya.
Las comparaciones con Shame son tan inevitables como injustas. La película de Steve McQueen es oscura, cruda, aséptica, cruel y desmoralizante, mientras que Amor sin control (sic) es blanca, bienintencionada, amable y esperanzadora. A la hora de abordar el tema de la adicción al sexo, son como la noche y el día. La película de Blumberg cuenta con buenas interpretaciones de todo su elenco, sorprendiendo ver a Gwyneth Paltrow dando vida a una especie de parodia de su imagen pública de persona que lleva los hábitos saludables y alimenticios al extremo. También es curioso que el actor menos mediático del reparto, Josh Gad, consiga arrebatarles la película a Mark Ruffalo y Tim Robbins gracias a su simpatía y con la ayuda de Alecia Moore, o lo que es lo mismo, la cantante Pink, quien no desentona en absoluto.
Por tanto, Amor sin control es una película inofensiva pero de agradable visionado sobre buenas personas que intentan encauzar sus vidas con la ayuda de sus personas cercanas. Va alternando comedia y drama sin decantarse por ninguno en concreto y sin excederse. No tiene un mal guión, cuenta con algunas líneas de diálogo bastante inspiradas, pero el devenir de los personajes resulta un tanto previsible. Al menos, puede que sea la única película sobre sexo apta para ver con mamá sin que se nos suban los colores.
6/10
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