Dir.: Alexander Payne
Int.: Bruce Dern, Will Forte, June Squibb, Stacy Keach, Bob Odenkirk, Marie Louise Wilson, Rance Howard
¿De qué va?: Después de recibir un “premio” por correo, Woody Grant, un anciano con síntomas de demencia, cree que se ha vuelto rico, obligando a su hijo David a emprender un viaje por carretera para ir a cobrarlo. Poco a poco, la relación entre ambos, rota durante varios años por la adicción a la bebida de Woody, tomará un cariz distinto y sorprendente.
Reseña: Alexander Payne viaja de las soleadas y tropicales islas de Hawaii al frío y las grandes llanuras del Medio Oeste de Estados Unidos para saltar de un conflicto familiar al otro. Si Los descendientes giraba en torno a un hombre que descubría cómo era en realidad su esposa cuando ésta estaba al borde de la muerte, en Nebraska nos encontramos con un hijo que conecta y comprende a su distante padre en el ocaso de la vida de este último, cuando empieza a tener síntomas de demencia, un viaje de descubrimiento que se realiza a través de una carretera con pocas paradas y retratado en blanco y negro, el cual plasma toda la nostalgia, melancolía y austeridad en la que está impregnada toda la película.
La principal parada de esta road-movie no es otra que la ciudad natal del viejo Woody, momento en el que Payne aprovecha para hacer un retrato tan burlón como entrañable de los pueblos pequeños, donde todo el mundo se conoce y los chismes corren como la pólvora, y de la familia media, esa que por muy unida o separada que esté la comunicación no es su principal fuerte. Al igual que Los descendientes, Nebraska toma el sendero del melodrama, acentuando las situaciones patéticas y cómicas que se originan en este pueblo de familiares y amigos aprovechados, pero nunca enfatiza el drama porque no le hace falta, porque ya está en la mirada triste y algo desorientada de su personaje principal, quien se aferra a una fantasía para poder cumplir su deseo de ser alguien importante y dejar un legado para los suyos antes de que sea demasiado tarde.
Bruce Dern encarna a ese hombre testarudo y enfurruñado con suma autenticidad. Pese a ser terco en palabras, basta con ver su expresión cuando rememora su juventud para percatarse de su estado de ánimo apesadumbrado y de toda la carga que lleva a sus espaldas de un pasado con más derrotas y errores que triunfos. Descubrimos su verdadera naturaleza al tiempo que lo hace su hijo mejor, interpretado por un sorprendente y comedido Will Forte, quien pasa de la incomprensión a ser su mayor aliado. La anciana June Squibb como esposa de Woody se alza como una auténtica robaescenas: su personalidad entre gruñona y cariñosa sumada a toda la mala leche que concentra en un cuerpo tan pequeño resulta totalmente entrañable.
Así pues, Nebraska es otra notable adición a la estupenda filmografía de Alexander Payne, quien ya está más que especializado en historias humanas, sobre personas corrientes con tantas virtudes como defectos y no especialmente triunfadoras, que mientras descubren la verdadera naturaleza de sus allegados acaban por conocerse a sí mismas, ya sea por oposición o porque resulta que no son tan diferentes como se imaginaban, tal y como le pasa a padre e hijo en esta película, más liviana de lo que parece a primera vista, pero conmovedora, poética y, en última instancia, gris.
8/10
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