¿De qué va?: Walter Mitty es un pobre infeliz que trabaja en una editorial especializada en novelas pulp y que vive con su dominante y posesiva madre. Mitty consigue evadirse de la opresiva atmósfera familiar imaginando que es un héroe que vive grandes aventuras. Un día, su sueño se convierte en realidad cuando conoce a una misteriosa mujer que lo embarca en una peligrosa misión.
Reputación: Uno de los títulos más importantes de la carrera del comediante Danny Kaye y del director especializado en comedias Norman Z. McLeod, que es a su vez una adaptación cinematográfica de una historia de James Thurber, quien quedó nada satisfecho con el resultado de la película, hasta el punto de le ofreció 10.000 dólares al productor Samuel Goldwyn para que no la rodase. También declaró que la interpretación de Kaye no tenía nada que ver con el personaje que había creado y que debería haberse titulado La vida pública de Danny Kaye. Llegó a escribir una carta a la revista Life alegando que Goldwyn había ignorado todas sus sugerencias, y este último mandó otra carta en respuesta afirmando que Thurber sí que había aprobado la película. Pese al rechazo del escritor, el filme fue un éxito de crítica y público. A mediados de los 90 se planeó un remake con Jim Carrey de protagonista que nunca se llevó a cabo, hasta que Ben Stiller dirigió y protagonizó una nueva versión estrenada el mes pasado cuyo argumento no tiene nada que ver ni con el relato original ni con la anterior película.
Reseña: No he leído el relato de James Thurber, pero me aventuro a decir que el pobre hombre tenía razón en su campaña en contra de la película, y es que creo que a ambos nos ocurre lo mismo: Danny Kaye no nos cae nada bien. Es la primera película que veo de él y no me ha dejado con ganas de ver nada más porque me parece un payaso sin gracia y La vida secreta de Walter Mitty está hecha exclusivamente para ejercer de vehículo para su lucimiento personal. Ni me interesa su vida auténtica ni sus ensoñaciones, que encima van acompañadas de dos números musicales fuera de lugar, tan largos como innecesarios. Lo único que me resulta atractivo es que trabaje en una editorial de novelas pulp, pero tampoco es algo que tenga demasiada importancia en el guión. No soy especialmente fan de la versión moderna de Ben Stiller, pero desde luego la prefiero mil veces antes que esta cosa sin pizca de gracia.
Próximo visionado: Imitación a la vida (1959)
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