¿De qué va?: Los hermanos Pontipee son siete leñadores, todos solteros, que viven en una granja en las montañas. Su vida cambia radicalmente cuando Adam, el hermano mayor, encuentra esposa en el pueblo y se la lleva a vivir con ellos. Con la ayuda de la nueva inquilina, el resto de hermanos aprenderán a comportarse como caballeros para poder encontrar novia también.
Reputación: Adaptación musical del relato The Sobbin Women de Stephen Vincent Benét y de la leyenda El rapto de las sabinas, que versa sobre el secuestro de un grupo de mujeres de la tribu de los sabinos por los fundadores de Roma. La Metro-Goldwyn Mayer escogió a Stanley Donen para que se encargara de su realización, puesto que tenía experiencial en el musical al haber co-dirigido junto a Gene Kelly Un día en Nueva York y Cantando bajo la lluvia. Sin embargo, el presupuesto que le concedieron fue muy modesto, por lo que en vez de contar con estrellas para el reparto se contrató a un equipo de profesionales de la música y la danza con mucha experiencia: de los 7 hermanos sólo uno era actor, el mayor era cantante, cuatro eran bailarines y el séptimo acróbata. Además, el dinero no fue suficiente para rodar en exteriores, por lo que toda la película se hizo dentro de un estudio. Aunque se rodó como una película de serie B, fue un enorme éxito de taquilla y estuvo entre las 10 películas más vistas en Estados Unidos durante mucho tiempo. En los Oscar tuvo una pequeña repercusión con la estatuilla a mejor banda sonora original y cuatro nominaciones a mejor película, guión, montaje y fotografía en color.
Comentario: Como fan incondicional del género musical, hay algunos aspectos de Siete novias para siete hermanos que aprecio: la enérgica escena de baile del cortejo de los hermanos a las pueblerinas, el tema Lonesome Polecat, la habilidad de Donen para disimular lo ajustado del presupuesto (salvo por los paisajes de cartón piedra), algún que otro momento gracioso y que no se alargue demasiado. Sin embargo, me cuesta simpatizar con esta historia cuando desde el minuto uno hasta el último desprende un aroma a machismo rancio que tumba para atrás, incluso para la época en la que fue rodada. Gana puntos si se ve como si fuera una parodia autoconsciente, pero aún así me parece muy un musical muy sobrevalorado.
Próximo visionado: El gran carnaval (1951)
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