Hubo una época, allá por los años 80, en la que a raíz del gran éxito de E.T. el extraterrestre, se pusieron de moda las películas protagonizadas por bicharracos tan simpáticos como peligrosos: La pequeña tienda de los horrores, Critters o sobre todo, Gremlins, son ejemplos de esta corriente de películas que mezclaban dos géneros tan opuestos pero tan cercanos como son el terror y la comedia para dar rienda suelta al ataque de unas marionetas animatrónicas. Para rendir homenaje a esas historias que nos hicieron pasar tan buenos ratos llega, desde el recto de un hombre, Bad Milo!.
La película gira en torno a Duncan, un hombre con graves problemas intestinales que carga con mucho estrés en su interior debido a su complicada situación laboral y sus problemas familiares. Sin embargo, un día estalla y sale de su trasero la personificación de su ansiedad en forma de pequeño demonio con ansias de aniquilar a todo aquel que le crea problemas a su dueño. Obviamente, un argumento así sólo puede tomarse a cachondeo, pero sus responsables intentan ofrecer algo más que un divertimento para frikis y amantes de la serie B centrándose en el desafío al que se enfrenta Duncan en su intento de canalizar sus frustraciones y dominar a su criatura, algo parecido a la dualidad entre Bruce Banner y Hulk y entre el Doctor Jeckyll y Mr. Hyde, pero con un reverso escatológico.
Pero a pesar del buen hacer del protagonista, Ken Marino, habitual secundario en series de televisión, y de la presencia de la cómica Gillian Jacobs (Community), la película sólo se pone realmente divertida cuando Milo hace acto de presencia y comete sus sangrientas fechorías, al tiempo que nos enternece con su cara de corderito degollado. Se deja ver mejor de lo que algunos podrían esperar pero no es tan divertida como apuntaba en su tráiler. Bad Milo! es una orgullosa, simpática y autoconsciente película de serie B que no es tan buena ni tan hilarante como podría haber sido, porque se conforma con inducirnos a la nostalgia de aquellas criaturas, sin rastro de efectos digitales, que nos divirtieron a algunos hace décadas, pero que no ofrece nada nuevo ni original más allá de la procedencia del pequeño demonio ¿Tal vez en Bad Milo! 2?
6/10
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