Perdidos y encontrados

 
Hace unos 17 días millones de personas alrededor del mundo se reunieron delante del televisor para seguir el desenlace de Perdidos al tiempo de su emisión en Estados Unidos. Aunque a un servidor le flipen estas movilizaciones frikis no fui uno de los que vio el capítulo final en directo por el obligado madrugón que me esperaba a la mañana siguiente, y me alegro de no haberlo hecho porque de lo contrario hubiera sufrido la deficiente retransmisión de Cuatro, pero en cualquier caso creo que queda más que comprobado el fenómeno social que ha significado Perdidos, un hito televisivo sin precedentes.

 

(A PARTIR DE AQUÍ ALGUNOS SPOILERS IMPORTANTES)

Ahora bien, en lo que respecta a la forma en la que terminó la serie lo cierto es que se han creado dos bandos: por un lado estarían los satisfechos y por el otro los que no quedaron complacidos, “los otros”. Tal ha sido la discordancia que se han generado cientos de debates en reuniones familiares, de colegas y en foros de Internet donde se intenta desgranar cada escena y cada frase para descubrir algún significado oculto que se nos haya podido escapar. Hasta las imágenes que acompañaron a los créditos en las que se veían los restos del avión fueron malinterpretadas; algunos creyeron que se daba a entender que nadie había sobrevivido al accidente desde un comienzo (la cadena salió al paso desmintiéndolo).

 

Sinceramente, a mí me gustó el final. A muchos les defraudó que ciertas incógnitas quedaran sin explicación, yo ya me imaginaba que sería así y casi que lo prefiero. ¿No es mejor dejar un poco de misterio que obtener una explicación que no convenza o que incluso suene ridícula y contradictoria? Los guionistas habían complicado demasiado el rompecabezas, por lo que optaron por una resolución más segura y oportuna: dar un final digno a los personajes.

 

En cierto modo el desenlace recuperó la esencia de la primera temporada dando más protagonismo e importancia a sus protagonistas que a los misterios de la isla, los cuales comenzaron a ganar peso en el segundo año de emisión como fórmula para alargar la serie, culminando con los cansinos viajes temporales de la quinta temporada. Mentiría si dijera que no me emocioné en el capítulo final al presenciar los reencuentros de los personajes que nos han ido dejando a lo largo de la serie en esa especie de purgatorio atemporal, aunque no me acaban de convencer esa especie de “flashbacks alternativos” que han nutrido la última temporada y que sólo han cobrado un completo significado en el capítulo final.

 

Y así acaban seis años de emoción, suspense, alegrías, lloros, sorpresas, pero sobretodo de entretenimiento de calidad. Ya sólo queda por ver ese anunciado epílogo que llegará con el lanzamiento en dvd de la sexta temporada, elucubrar las últimas hipótesis y teorías, instar a los desconocedores a darle una oportunidad a la isla y revisionar toda la serie si se pretende atar cabos desde el principio. Por mi parte la dejo marchar dándole las gracias por todos los buenos momentos que me ha hecho pasar.

Fundido a negro.