Infiernos tropicales

Una pareja de recién casados pasa su luna de miel en una isla de  Hawai. Durante su estancia, se enteran de que hace unos días se cometió un asesinato en el mismo lugar y que las víctimas también estaban de viaje de novios, pero ni cortos ni perezosos prosiguen con su travesía. A lo largo de su periplo se cruzan con otras dos parejas, surgiendo las sospechas y los temores entre los turistas.

 

Esta es la premisa de Una escapada perfecta, thriller de David Twohy (Las crónicas de Riddick) que siendo autoconsciente de su naturaleza de producto de serie B sabe potenciarla eficazmente. Los bellos parajes de Hawai sirven como atractivo contexto de una historia que nos suena a los telefilmes de sobremesa que emiten por estas fechas, pero mejor cocinado y actuado, con diálogos más currados y algunas referencias a los mecanismos del cine, justificado con la profesión de guionista del personaje de Steve Zahn.

 

La película avanza con ritmo constante, sin grandes sobresaltos y con una tensión latente que acaba por explotar en un giro de guión, que si bien me pilló con los pantalones bajados, pierde efectividad cuando le sigue inmediatamente un larguísimo flashback que nos obliga a plantearnos si el director cree que somos idiotas y necesitamos que nos lo den todo masticadito. Después de eso sólo quedan persecuciones bien filmadas y un final que no pasa del suficiente. En definitiva, bastante mejor de lo que cabría esperar pero tampoco perdurará en la memoria.

 

5’5/10

P.D: ¡Atentos al fallo de raccord! Las uñas de Milla Jovovich son mágicas, cambian de color cada dos por tres…

 

 

Los protagonistas de Todo incluido también pasan un mal trago en el paraíso, pero al menos sus vidas no corren peligro. Son cuatro parejas que se embarcan en unas vacaciones a un resort tropical donde se presta una terapia de pareja a la que va a asistir una de ellas. Sin embargo, al llegar allí descubren que la terapia no es opcional y que si quieren pasar una semana más de sol y playa deberán hacer frente a los conflictos de pareja que han intentado evitar desde hace tiempo.

 

La intención de Todo incluido es hacer un análisis o retrato, como apunta su título original, de las relaciones de pareja, de sus alegrías, pero sobretodo de sus dificultades, y de forma desenfadada. No está nada mal pero fracasa estrepitosamente en su pretensión. Cada pareja representa un estereotipo del que nunca se desvía y todo resulta tan previsible como presuntuoso, por no decir que la forma en la que evoluciona cada pareja es tan falsa y simple que resulta risible que alguien pueda pensar que las relaciones pueden ser tan básicas e ingenuas.

En cuanto a la comedia, brilla por su ausencia. Algún que otro gag más o menos atinado pero el resto es humor bobalicón del que no hace gracia. Tampoco ayuda que Vince Vaughn repita por milésima vez el personaje de machote terco amante de los deportes que descuida a su pareja. En realidad, Separados sin ser nada del otro mundo le da mil vueltas a esto. Lo mejor que se puede hacer con Todo incluido es recrearse con los paisajes de Bora-Bora y con la presencia de Kristen Bell, pero todos sabemos que ambos se merecen algo que les saque mejor partido.

 

3/10