The Visitor es una película pequeña, de esas que llegan a la cartelera sin mucho ruido pero con buenas referencias de los festivales y lugares donde se ha proyectado. Funciona gracias al fenómeno “boca-oreja” que se mueve sobretodo en los círculos más cinéfilos, y así, semana tras semana, se va haciendo un hueco entre las películas imprescindibles del año.
Pese a no contar con una gran productora que pudiera permitirse una potente campaña de promoción, la película llegó a la última edición de los Oscar en forma de nominación al mejor actor principal para Richard Jenkins, eterno secundario de lujo en una infinidad de películas. Tras más de veinte años en el cine, Jenkins debuta como como cabeza de cartel de una película indie dirigida por Thomas McCarthy (Vías cruzadas) y de reparto desconocido. The Visitor tiene poco artificio y una gran capacidad para emocionar con su excelente uso de la economía narrativa.
Jenkins es Walter Vale, un solitario y viudo profesor universitario que descubre a una pareja de inmigrantes irregulares viviendo en el apartamento que tiene en Nueva York. La pareja, que había sido timada, no tiene donde quedarse, así que Walter accede a que sigan viviendo allí por un tiempo. Es entonces cuando se le abre un mundo desconocido donde vuelve a descubrir las ganas de vivir a golpe de djembe, un tambor africano que se le da mejor que el piano que pertenecía a su esposa y que nunca aprendió a tocar.
The Visitor se abre en dos vertientes: por un lado tenemos la liberación del anciano que tras perder a su esposa creía que ya no le quedaba nada por vivir (la película podría funcionar junto a Up en una estupenda sesión doble) y por otro nos encontramos con un tema social, el de la inmigración: la paranoia post 11-S y las consecuentes medidas adoptadas en Estados Unidos con los extranjeros son un asunto peliagudo que pocas películas se atreven a tocar de forma explícita (Expendiente Anwar es la única que me viene a la cabeza).
El director ha sabido plasmar la denuncia sin caer en las simples quejas, integrándola en la historia. Más que una denuncia funciona como una muestra de indignación y desconsuelo ante un panorama tan clasista y autoritario de un país que, paradójicamente, construyeron los que venían de fuera.
Sin irme más por las ramas, The Visitor se merece el visionado y los debates y reflexiones que se produzcan a continuación.
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3 comentarios:
Fantástico film, emotivo y reflexivo a pesar de su economía narrativa como bien dices.Lástima que es cierto que no haya tenido más difusión.
Hasta me dieron ganas de aprender a tocar el djembé.
Es una lástima que no haya sido más difundida porque se lo merece teniendo en cuenta su calidad.
Película que gusta por lo sencilla y cercana de la historia. Coincido que es una pena que haya pasado tan desapercibida.
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