Dir: Wes Anderson
Int.: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, F. Murray Abraham, Adrien Brody, Willen Dafoe, Jeff Goldblum, Jude Law, Edward Norton, Mathieu Amalric, Harvey Keitel, Bill Murray, Léa Seydoux, Owen Wilson, Jason Schwartzman
¿De qué va?: Gustave H. es un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras que entabla amistad con Zero Moustafa, un joven empleado al que convierte en su protegido. Ambos se ven envueltos en el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable por la que se pelean los miembros de una familia adinerada.
Reseña: Wes Anderson está llegando a ese momento en el que los cineastas que tienen un estilo muy personal dejan de ser objeto de adoración de un reducido grupo de fieles para ser conocidos y apreciados por el gran público. Aquí es cuando los que sólo eran fans porque les gusta ir a contracorriente (lo que se conoce ahora como ‘postureo’) se bajan del barco para buscar otro rarito al que idolatrar, mientras que el director en cuestión debe escoger entre relajarse y ofrecer más de lo mismo o venderse a Hollywood por un buen cheque (¿les suena el caso de Michel Gondry y The Green Hornet?). En lo que respecta a Wes Anderson, todo apunta a que él seguirá a su rollo, trabajando en las historias que le gustan, con su familia de actores que cada vez se hace más grande y, sobre todo, perfeccionando su estilo.
Si echamos un vistazo a la filmografía de Anderson de forma cronológica, resulta más que evidente que Anderson ha mejorado y evolucionado como director. Puede que Los Tenenbaums sea mejor película que Viaje a Darjeeling, pero en lo que a dirección y técnica se refiere ha habido un progreso constante. El gran hotel Budapest es la culminación de todo ese aprendizaje, una película que se descubre como una matrioska, en cuatro tiempos narrativos diferentes con sus respectivos cambios de formato, y que brilla y atrapa gracias a la fluidez que despliega en todos sus componentes: edición, reparto, planificación, encuadre, ambientación, música, guión.. Todo está cuidado hasta el mínimo detalle y colocado para que nos sintamos en la piel de la muchacha que lee el libro que contiene toda la historia, la cual mezcla las características de la novela de misterio con las del cómic de aventuras, con unas transiciones animadas que tienen tienen su origen en Fantástico Sr. Fox.
Muchos de los integrantes del extenso reparto de la película son rostros habituales en la filmografía de Anderson. La mayoría ha tenido que conformarse con una participación cercana al cameo, como es el caso de Bill Murray y Owen Wilson, pero no parece que les importa demasiado porque deben pasárselo de miedo trabajando a sus órdenes y formando parte de sus fábulas. De hecho, los tres actores con mayor peso en la trama son primerizos, aunque están tan integrados como el resto de sus compañeros. Ralph Fiennes está mucho mejor aprovechado que en la mayoría de sus trabajos, bordando el encanto, la picardía, la nobleza y la verborrea implícitos en su personaje. El desconocido Tony Revolori logra colocarse a su altura como su fiel escudero, enamorado perdidamente de una Saoirse Ronan más encantadora que nunca.
El gran hotel Budapest es Wes Anderson en estado puro pero lo suficientemente licuado como para hacer disfrutar igual tanto a sus seguidores como a los que entren por primera vez en su mundo, un mundo tan colorido, atractivo y de humor tan alineado como de costumbre y en el que se vuelve a realizar una mirada nostálgica y cariñosa al pasado, a esos momentos clave en los que descubrimos el primer amor, aprendimos a madurar y conocimos a esa persona que nos cambiaría la vida para siempre. Tan deliciosa que no dejaremos ni las migajas.
8’5/10
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