¿De qué va?: Gug Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. De pronto, se encuentra transformado en un fugitivo, obligado a escoger no sólo entre dos mujeres, sino entre su seguridad personal y su libertad intelectual.
Reputación: Fahrenheit 451 fue la primera película de François Truffaut rodada en color y la única en lengua inglesa, hecho insólito considerando que, por entonces, el joven Truffaut apenas farfullaba cuatro cosas en la lengua de Shakespeare. Por ese motivo, tuvo que dar todas las instrucciones en francés, algo que ya había pactado con el productor Lewis M. Allen. Éste ya lo había previsto y por ese motivo se contrató al austriaco Oskar Werner para el papel principal, puesto que hablaba y entendía francés, aunque también se bajaron otros actores como Paul Newman, Peter O’Toole o Terence Stamp. Sin embargo, Werner se llevó fatal con Truffaut en el rodaje, hasta el punto de dejar de hablarse entre ellos en las últimas semanas. La película es una adaptación de la novela homónima de Ray Bradbury que atacaba directamente a la caza de brujas del Macarthismo. Un gran acierto de Truffaut fue leer los títulos de crédito en lugar de escribirlos con letras, en la línea de la idea central del filme en el que el material destruido no puede leerse.
Comentario: Fahrenheit 451 ha quedado un tanto desfasada con el paso de los años por la estética de su diseño de producción (esos policías que vuelan al estilo del Inspector Gadget…) pero es tan sólo el envoltorio kitsch de una idea que, en cambio, no ha perdido ni un ápice de vigencia: la cultura es la llave para obtener la libertad de pensamiento. La idea de que un gobierno prefiera que sus ciudadanos sean analfabetos para así poder ejercer un mayor control sobre ellos, así como el uso que se puede hacer de los medios de comunicación como propaganda política y instrumento de aborregamiento no es nueva y tristemente sigue siendo una realidad. Curiosa elección de Truffaut la de utilizar a la misma actriz (notable Julie Christie) para encarnar a las dos protagonistas femeninas de la historia: dos caras de una misma moneda, diferentes no sólo por su aspecto sino por sus convicciones morales.
Próximo visionado: Crimen perfecto (1954)
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