23/2/12

O.C: Uno, dos, tres (1961)

Poster Uno, dos, tres¿De qué va?: En plena Guerra Fría, el señor MacNamara, representante de una marca de refrescos en Berlín Occidental, vislumbra su gran salto profesional en la posibilidad de extender las actividades de su marca al otro lado del Telón de Acero. Sin embargo, su jefe le encarga cuidar de su hija, una alocada joven que ya se ha prometido cuatro veces, pero lo peor es que acabará enamorándose de un muchacho comunista.

Reputación: Uno, dos, tres no es una de las comedias más populares de Billy Wilder pero sí una de las más aclamadas. Basada en la obra teatral homónima de Ferenc Molnár, la casualidad hizo que el rodaje coincidiera con la construcción del Muro de Berlín. Algunas escenas que tenían que rodarse en la Puerta de Brandeburgo se filmaron en los estudios de Bavaria, en Múnich. Pero esto no sólo supuso un retraso de la producción y gastos adicionales, sino que la película pasó de ser una farsa a una tragedia que no fue bien acogida entre los berlineses. De hecho, un periódico publicó lo siguiente: “Lo que a nosotros nos destroza el corazón, a Billy Wilder le parece gracioso”. El director se defendió alegando que en el momento del rodaje las circunstancias eran diferentes a cuando el filme se estrenó en los cines. Puede que esa polémica le afectara de cara a los Oscar, puesto que inexplicablemente tan sólo fue nominada en la categoría de mejor fotografía. El protagonista de la película, James Cagney, tuvo constantes roces en el set con Horst Buchholz, quien encarna al joven comunista del que se enamora la hija de su jefe, y con el propio Billy Wilder, al que calificó como “tipo arrogante, dictador y despótico”. Sin embargo, el actor quedó muy satisfecho con el resultado final. Tras esta película, se retiró del cine para volver dos décadas después como protagonista de Ragtime, dirigida por Milos Forman.

Uno, dos, tres

Comentario: Al igual que El gran dictador de Charles Chaplin, Uno, dos, tres es la sátira de un grave conflicto social y político que surge de forma paralela a éste. Se puede entender que en aquella época no fuera recibida de buenas maneras, pero ahora puede ser vista, entendida y disfrutada como lo que en realidad es: una brillante disertación cómica sobre las radicales diferencias sociopolíticas de los bloques comunista y capitalista (ninguna sale mejor parada que la otra) y sobre la Guerra Fría. Nunca habrás visto discurrir unos diálogos que derrochan tanto ingenio y gracia a una velocidad tan trepidante; todavía te estás riendo de un gag y ya te estás partiendo con el siguiente. No es de extrañar que acabemos su visionado exhaustos con tanta locura y ajetreo que pasa por delante de la cámara, y que ya estemos pensando en verla por segunda vez para captar todos los chistes y referencias que pudimos pasar por alto.

Próximo visionado: El príncipe y la corista (1957)

1 comentario:

C.R.F. dijo...

Buenísima! Una de mis favoritas.