13/12/11

El rincón de Chechu: Hace mucho tiempo…

El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento.

Yoda, La amenaza fantasma.


No sé si les ocurrirá a ustedes, pero yo me siento culpable siempre que me  dejo llevar por los impulsos y pierdo el tiempo viendo películas que ya he visto muchas veces. ‘Muy mal, Chechu’, me digo, ‘con todo lo que te falta por conocer y aquí estás, tirado en la cama, contemplando historias de las que ya sabes el final, embobado delante de los mismos láser y las mismas naves de nuevo’. Intento silenciar mi conciencia, que grita ‘Edipo Rey para el rincón del martes; el capitán Ahab te espera en la página quinientos tres; Blow Up de Antonioni después de revisar Las babas del diablo; Teorías del cine de Casetti, ahí en la mesilla.’ Lucho conmigo mismo, miro alrededor, son las cinco y todavía estoy en pijama, las sábanas revueltas, el pelo también, en mi mano La venganza de los Sith. ‘Tengo que actuar’, pienso, ‘o me quedaré estático como un idiota’. Entonces meto rápidamente el deuvedé en el ordenador, le doy a abrir carpeta para ver archivos, y pincho en el cono naranja del VLC. Mis pensamientos todavía molestan, ‘Cortázar, Blow Up, ignorante, aprende y déjate de chorradas’, pero si muevo la silla hacia mi cama, si coloco la pantalla delante de mí, si me tumbo y cojo el tabaco, consigo no oírlos durante esos segundos cruciales en los que tarda el reproductor en abrir la película.

Star Wars Logo 
Y cuando se abre escucho los primeros acordes de John Williams, veo las estrellas, las letras amarillas que avanzan, y me dejo llevar por la felicidad y la ilusión, que siguen siendo las mismas porque yo, a fin de cuentas, soy todavía un niño aunque me esté haciendo mayor. Y los pensamientos se acaban, mi conciencia deja de gritar, me pongo cómodo y dejo que el tiempo transcurra.

Poster La venganza de los SithLa venganza de los Sith comienza partida, donde acabó La guerra de los clones, con Anakin Skywalker y Obi Wan pilotando sus naves en un desesperado intento de salvar al canciller Palpatine, que ha sido secuestrado por el Conde Dooku. El primer acto de la historia se desarrolla en medio de efectos especiales vacíos, los combates no tienen la emoción de antaño y es increíble la facilidad con la que los Jedi penetran en la fortaleza enemiga. A veces los diálogos son involuntariamente cómicos, debido al desfase entre el dramatismo de la historia y la candidez de los separatistas. Incluso la primera vez que la vi pensé en quitarla, desesperado por la decepción que me supuso La guerra de los clones y asustado ante el aparente descalabro de esta tercera parte. Pero bueno. Ahora ya conozco el terreno en el que me muevo, y soy comprensivo con la primera mitad de la película porque recuerdo cómo variaba mi nota en aquel primer visionado —si alguno de ustedes tiene cuenta en FilmAffinity sabrá a qué me refiero, esa manía de pensar la puntuación que le dará después a la película mientras la ve—, pasando del cuatro en la primera media hora al seis a la hora y media, y llegando a un emocionado y vibrante nueve al final, gracias a la conversión final de Anakin al lado oscuro.


Poster La venganza de los SithPorque esto es de lo que trata La venganza de los Sith. Que Palpatine sea  un Lord Sith, que Padme esté embarazada, que Anakin no acabe de ser nombrado maestro Jedi, no es una historia: es un caldo de cultivo, una melting pot que va cociendo despacio, a fuego lento, los motivos por los que se convirtió en Darth Vader sin darse apenas cuenta. La falta de confianza en sí mismo, la juventud, la toma de decisiones, la ingenuidad, el orgullo, el amor, son lo que lo llevaron a hacer lo que hizo, a asesinarse y resucitar precisamente en su antagónico, en el mal, contra lo que siempre había querido luchar. La delgada línea que separa los extremos es realmente delgada, y nadie se da cuenta de que la ha sobrepasado hasta que se ve a sí mismo en el otro lado. El clímax de la historia —ejemplo perfecto de desenlace cinematográfico, con un subidón muy controlado de tensión y unos minutos finales tranquilos, desesperanzados, brutales— es como los últimos metros de un río que acaba por fin en el mar. Logra mostrar cómo la personalidad de Anakin, demasiado impulsiva, arrastrada por los acontecimientos y por el miedo, se convirtió en su propia enemiga y terminó por destrozarlo, llevándolo a provocar la muerte de lo que más amaba —representación del miedo a la pérdida, de la debilidad frente al destino—, a enfrentarse con su maestro —‘¡Yo te quería, Anakin! ¡Tú eras mi hermano!’— y a caer en la desgracia y refugiarse en el lado oscuro.

Darth Vader 
Así que cuando la terminé de ver, ya no escuchaba ni un atisbo de mi conciencia. Raudo y veloz, como quien corre para salvarse, pinché en la siguiente parte, Una nueva esperanza, porque ya no me controlaba y quería disfrutar más y seguir la historia. ‘Sé que son las siete y media, pero no importa’, me decía. Y es en este momento cuando el espectador más se emociona: el contraste entre las películas modernas y las antiguas, los detalles de guion que encajan como un puzle, la serenidad majestuosa de Ben Kenobi, ese viejo eremita que vive en Tatooine pero que en realidad vela por Luke. La magia está en que nosotros sabemos quién es ese joven, sabemos su historia, pero él no. Sabemos que Darth Vader es su padre, que la princesa Leia es su hermana, que acabará redimiéndolo y que se convertirá en el último y primer Jedi de la galaxia a las puertas de una nueva era. Además, conocemos a Han Solo y al Halcón Milenario, ese cacharro veloz que tantos problemas da y que de tantos problemas saca a los protagonistas, y reímos con Harrison Ford y su chulería ante Leia, mientras fragua sin querer la más bella de las historias de amor que he visto en una pantalla. Y nos partimos con C3PO, relaciones cibernéticas humanas, porque forma un tándem perfecto con R2 y en realidad es más carismático que muchos hombres, con su cuerpo lleno de cables y su brillante cubierta dorada.

Luke, Leia & Han 
Después del ataque a la Estrella de la Muerte ya era muy tarde y tenía que ir al cine con mi amigo Blanch —vimos In Time, bodrio, a su crítica me remito—, así que ya no pude seguir con Star Wars. Pero mi mente se quedó prendada y no dejé de escuchar el pa, pa, parapapáapa, parapapáapa, parapapáaa. En la sala, mientras Justin Timberlake corría sin sentido y Amanda Seyfried se quitaba la ropa jugando al póker, yo sólo pensaba en Luke y en el capitán Solo, y deseaba que llegase la mañana del día siguiente para lanzarme con El Imperio contraataca. Así que volví, cené, me tapé con el edredón y cerré los ojos, y cuando volví a abrirlos no hice más que poner la película y volver a soñar con George Lucas. Disfruté con la decisión de Lando, la forma en que los entrega a Vader para salvarse a sí mismo, y cómo después, al ver congelado a su amigo Han, rectifica y se vuelve contra el Imperio porque hay cosas más importantes. Y con la primera aparición de Yoda, exiliado desde La venganza de los Sith, convertido en una especie de dios cercano y simpático al principio, de presencia aplastante y milenaria al final. Y con la revelación más famosa de la historia del cine, ‘Yo soy tu padre’, dice Vader a Luke. Pero no lo asesina porque todavía lo quiere, y porque el bien aún está en su interior, porque todos los motivos que lo llevaron a ese punto no eran más que circunstancias, juventud y amor, y me acuerdo entonces de las escenas finales de la tercera parte, y me estremezco porque me dan ganas de volver a verlas de nuevo. Cuando acabó fui directo a pinchar en El retorno del Jedi, ‘qué más da que sean las cinco y todavía no haya comido’, pensé. ‘La redención es más importante que mis hamburguesas.’

I am your Father 
Vi la última y la última terminó. Después de la lucha junto a los Ewoks y después de la gran secuencia a tres bandas entre Luke, Vader y el emperador, en la que el joven Jedi se mantiene alejado del mal, fuerte, estático, evitando caer en el mismo error que su padre, las tentaciones y facilidades del lado oscuro, y en la que se ve abocado a morir a manos de Sidious hasta que Vader regresa y lo salva, y acaba con el emperador y con todo el mal que había en él gracias al amor y la determinación de su hijo. Entonces se cumple la profecía, que parecía truncada, y es realmente Anakin quien termina con el dolor y la represión en la galaxia porque consigue volver, y redimirse, y morir en paz, incinerado por Luke, consumido por las llamas que una vez lo convirtieron en alguien sin alma y sin corazón y que ahora lo devuelven al bien, a la fuerza, a la paz.

El imperio contraataca

Así que ya ven cómo he pasado el puente. Hay veces que me alegro de no escuchar a mi conciencia. Esa que me dice que aprenda, que avance, que no me estanque en lo que ya conozco. Pero qué quieren que les diga. Hoy podría haberles hablado de Pasolini, o de Blow Up, o hubiese podido leer más de Moby Dick, o estudiar un poco sobre teoría del cine. Sin embargo me dejé llevar por el corazón, por el instinto, por el placer, y vi de nuevo mis cuatro películas favoritas de Star Wars. Contando que estos días no me calce las dos primeras en cuanto disponga de un segundo libre. Y eso de aprender y no estancarse, pues bueno. Quién es mejor maestro que Yoda, quién sabe amar mejor que Han Solo, quién comete errores más cruciales que Anakin y quién crece más que Luke. Siempre hay tiempo para cosas nuevas, así que a partir de ahora intentaré no sentirme culpable cada vez que haga maratón de El señor de los anillos, El padrino o lo que sea. Porque los conocimientos también están allí, al otro lado de la pantalla, en películas que ya hemos visto mil veces; la fuerza de ser intemporales, emotivas, perfectas, que hacen que las amemos y les dediquemos mil visionados distintos. La fuerza, queridos amigos. En una galaxia muy, muy lejana… yo fui un Jedi durante dos días.

1 comentario:

David_verde dijo...

Tío, leí hace apenas un libro de cuentos de Cortázar y me sonaba Bow-up de posters y de tenerla apuntada en mi lista de futuras descargas, pero no tenía ni idea de que tratara de 'Las babas del diablo' M'as hecho una rebelasión.

Al hablar de C3PO se te olvidó mencionar que fue ideado por el propio lord Vader.

Yo tampoco tengo nada malo que decir de esta fantástica saga (nunca mejor dicho) ni siquiera de la ridícula batalla Vader VS. Obi-Wan.

PD: espero deseoso de leer un post de temática Cortazariana