... O mejor dicho, a sus responsables, Steven Spielberg y George Lucas, porque tras años y años intentando recuperar la saga del arqueólogo más famoso de la Historia, hacen una película que no está a la altura de las expectativas creadas, algo parecido a lo que pasó con Instinto Básico 2, aunque en esta ocasión el resultado no es tan catastrófico como en aquella.
Los seguidores del personaje no se sentirán decepcionados con el nuevo Indy, que sigue siendo el de siempre, con su particular personalidad y sentido del humor intactos. Así, los que se reían al imaginar a Harrison Ford rodando escenas de acción a sus 66 años se habrán quedado con la boca cerrada porque el veterano actor demuestra que sigue siendo el rey.
Lamentablemente, la puesta en escena "artesanal", por así decirlo, de las anteriores entregas ha dejado paso a un batiburrillo de efectos especiales que lo aleja de sus entrañables inicios y lo acerca más a la decadente saga de La momia. La historia que empieza muy prometedora va decayendo según avanza el metraje hasta alcanzar un clímax más cercano al de un videojuego de los muchos que imitaron a Indiana Jones (sí, Tomb Raider también) que al de una película propia de la querida saga.
Los personajes secundarios también son bastante desacertados. Cate Blanchett exagera los gestos, a Shia LaBeouf le tocó un papel de niñato odioso, Karen Allen funciona muy bien como adorno y Ray Winstone tiene un papel ridículo, por no hablar del que le tocó a John Hurt...
En definitiva, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal ha supuesto una decepción para la mayor parte de sus aficionados, y con razón. Como película de acción y aventuras está por encima de la media, pero dista mucho de lo que consiguieron las tres anteriores. Y ahora se comenta que habrá una quinta parte... ¿se atreverán a hacerlo peor?
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