¿De qué va?: Tras la muerte de su hermana Rosa, Tula recibe en su casa la compañía de su cuñado Ramiro y de sus dos sobrinos. La convivencia entre Tula y su cuñado no está exenta de roces y tensiones, sobre todo cuando Emilio, que planea casarse con Tula, pretende que Ramiro la convenza de aceptar su proposición. Pero Ramiro se siente atraído por su cuñada, aunque esta prefiere mantenerse casta y pura.
Reputación: El año pasado fue el 50 aniversario del estreno de La tía Tula, película con la que Miguel Picazo debutó en el cine adaptando una novela de Miguel de Unamuno, cuya historia pasó a ser ubicada en la España franquista, 30 años después de la muerte del escritor. El filme triunfó en el Festival de San Sebastián, donde ganó los premios de mejor película española y director, y fue considerada por el régimen como de “interés especial”, aunque eso no impidió que el metraje sufriera la censura de hasta ocho cortes, desde planos inocentes de carteles llamando al recato en un cementerio hasta una escena en la que Tula se aplicaba desodorante delante del espejo, por considerarla demasiado erótica. En alguna ocasión, Picazo ironizaba diciendo que de meter tanta tijera habían dejado la película en un tráiler. Incluso fue elegida por la Academia de Hollywood para representar a España en los Oscars, pero el Ministerio de Cultura lo impidió. Para el papel protagonista, Picazo contactó con Aurora Bautista, estrella del cine de Cifesa, la productora más cercana al gusto del régimen, y aunque al principio no estaba segura de ser la adecuada para el papel finalmente aceptó, debido especialmente a la insistencia del director, que aplazó el rodaje un año para cuando ella quedara libre de sus compromisos teatrales.
Comentario: Al igual que Calle mayor (1956), La tía Tula es un retrato certero y crudo sobre la vida provinciana de la España franquista. Miguel Picazo realizó una inteligente reescritura de la novela de Unamuno, no demasiado fidedigna en cuanto a acontecimientos pero sí en espíritu, pues el personaje de Tula, tan devota, virtuosa y reprimida ella, resulta el vehículo perfecto para plasmar la opresión a la que se veía sometida la mujer en aquellos tiempos, tanto por convicción religiosa como por presión social. Muy bien dirigida y cargada de una gran tensión sexual, la película cuenta con una gran interpretación de Aurora Bautista, aunque haya momentos que esté demasiado afectada, pero plasma muy bien la soledad a la que está abocada su personaje. No sobra ninguna escena y, aunque es una lástima que no dispongamos de la película tal y como fue concebida, el resultado final no es nada desdeñable; irónicamente, la censura a veces ayudó a que las películas fuesen mejores, al centrarse en lo explícito y no reparar en lo implícito del contenido.
Próximo visionado: Al final de la escalera (1980)
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