Dir.: Tim Burton
Int.: Amy Adams, Christoph Waltz, Danny Huston, Krysten Ritter, Terence Stamp, Jason Schwartzman, Madeleine Arthur
¿De qué va?: En los años 50 y 60 del siglo pasado, Walter Keane alcanzó una gran notoriedad con sus enigmáticas pinturas de niños con grandes ojos tristes. Sin embargo, la verdad terminaría saliendo a la luz: la obra de Keane no fue creada por él, sino por su esposa, Margaret. Los Keane vivieron una mentira que fue creciendo hasta alcanzar proporciones gigantescas.
Reseña: Big Eyes comienza con una cita de Andy Warhol que dice “Lo que ha hecho Keane es genial. Tiene que ser bueno. Si fuese malo, no gustaría a tanta gente.” Es un poco como el cine de Tim Burton, le gusta a un gran público que, al igual que aquellos que sólo querían los cuadros de niños con ojos grandes de Keane, se pirran por el estilo gótico y estrafalario del director. Sin embargo, los últimos trabajos de Burton mostraron signos de que la fórmula se estaba agotando, o de que los ingredientes estaban un poco caducos. Por eso, celebro que haya decidido rodar una película tan luminosa y alejada de su recargado estilo como ésta, porque necesitaba oxigenar su carrera y demostrar que es capaz de hacer algo diferente.
El toque personal de Tim Burton está presente en Big Eyes, pero de forma discreta. No todos los realizadores se habrían atrevido a rodar este biopic de forma tan kitsch como la propia obra de Margaret Keane, aunque también es verdad que los años 50 se prestan a ello: edificios rosados, saturados cielos azules, chalets modernistas y un ambiente muy ligero en el que hay cabida para lanzar puntillitas al mercadeo del arte, a los vaivenes de las modas o al merchandising, del que nos muestran lo que podría considerarse como su origen. Pero esto es tan sólo secundario al lado de la cuestión central: la suplantación autoral de las obras de Margaret llevada a cabo por su marido Walter, anulándola como artista y como persona.
Amy Adams realiza un estupendo ejercicio de contención dando vida a la apocada Margaret, interiorizando la frustración, la vergüenza y la tristeza que experimentó la pintora cuando se encontraba atrapada en el yugo de su marido, encarnado por un Christoph Waltz en las Antípodas del trabajo de Adams. El actor austriaco realiza una interpretación exageradamente histriónica y pasada de rosca. Al parecer lo ha clavado, pues la Margaret auténtica ha asegurado que sintió miedo viendo la película porque se parecía mucho al que fuese su esposo. Nadie pone en duda que Walter Keane fuese un parásito de la peor especie, pero en el filme está demasiado caricaturizado y resulta unidimensional, cuando habría sido muy interesante explorar un poco más la envidia y la amargura que tuvo que invadirle al no poseer ninguna clase de talento más allá de la verborrea engatusadora.
Big Eyes es buena película. Resulta un tanto convencional y liviana y le falta emotividad y garra, pero está cargada de interesantes lecturas sobre el feminismo y sobre el arte como negocio y como fruto de la expresión personal. Y el tema principal de la película cantado por Lana del Rey no está nada mal. No será una de las películas más memorables de Tim Burton, ni complacerá a los acérrimos de su impronta artística, pero es mucho mejor y más digna que Sombras tenebrosas y Alicia en el país de las maravillas. Ahora es cuestión de lograr el equilibrio entre la parafernalia fantástica y el estudio de personajes, algo que el cineasta ya consiguió de manera magnífica en Big Fish.
7/10
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