¿De qué va?: En un pueblo castellano de mediados de los 40, dos hermanas, Ana e Isabel, ven la película El doctor Frankenstein. A la pequeña, Ana, le causa tal impresión que no deja de hacer preguntas sobre el monstruo a la hermana mayor. Cierto día, la familia se da cuenta de que Ana ha desaparecido de casa y mientras todo el pueblo la busca, ella consigue ver a Frankenstein reflejado en las aguas del río por la luz de la luna.
Reputación: Cuando en el Festival de Cine de San Sebastián del año 1973 gana por primera vez la Concha de Oro una película española, El espíritu de la colmena de Víctor Erice, el interés del público y la crítica hacia el cine español crece súbitamente, pues hasta ese momento la industria cinematográfica patria se encontraba en una profunda crisis económica y creativa. Poco después, la película ganaría numerosos premios internacionales, como el Hugo de Plata en Chicago o el premio de la Crítica de Londres a la Mejor Primera Obra y a la Fotografía del año. Los éxitos cosechados permitieron que el filme recaudara unos 260.000 euros, más de tres veces la inversión inicial, y supuso el comienzo de la carrera artística de Ana Torrent (Tesis), que fue descubierta por Erice en el colegio donde ella estudiaba. El guión fue escrito por Ángel Fernández Santos y el propio Erice, quienes se inspiraron en el mito de Frankenstein y en la contemplación de una sociedad tan instintiva y perfectamente organizada como la de las abejas. Respecto al título del filme, Erice declaró lo siguiente: "El título, en realidad, no me pertenece. Está extraído de un libro, en mi opinión, el más hermoso que se ha escrito nunca sobre la vida de las abejas, y del que es autor el gran poeta y dramaturgo Maurice Maeterlinck. En esa obra, Maeterlinck utiliza la expresión 'El espíritu de la colmena' para describir ese espíritu todopoderoso, enigmático y paradójico al que las abejas parecen obedecer, y que la razón de los hombres jamás ha llegado a comprender".
Comentario: El espíritu de la colmena tiene cosas que me resultan muy sugestivas: una visión de la niñez bastante perturbadora, del estilo de La noche del cazador, una excelente fotografía, personajes enigmáticos interpretados por actores que manejan la contención con maestría y un trasfondo sobre la posguerra española melancólico e inquietante reflejado de manera diferente en el comportamiento de cada intérprete. Sin embargo, su historia está tan encriptada, quizás para que pudiera pasar por el estricto censor franquista, que parece que está contada a retazos, de forma muy lenta y dejando varios aspectos de la trama en el aire, para que cada uno se monte su propia película. De visionado necesario si se quiere indagar en la historia del cine español, pero a mí en particular me dejó frío, al contrario que otras películas de la época de la dictadura como Calle Mayor o Muerte de un ciclista.
Próximo visionado: La strada (1954)
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