¿De qué va?: Suecia, mediados del siglo XIV. Antonius Block, un caballero cruzado, regresa con su escudero de Tierra Santa. Mientras atraviesa una comarca diezmada por la peste se encuentra con la Muerte que lo reclama. Antonius decide retarla a una partida de ajedrez, con la esperanza de ganar tiempo para llegar a casa y obtener respuestas acerca de las dos grandes cuestiones de la vida: la muerte y la existencia de Dios.
Reputación: Para la que acabaría convirtiéndose en su obra más conocida a nivel mundial, Ingmar Bergman se basó en su propia obra de teatro, Trämalning, que había escrito para trabajar con sus alumnos de interpretación, y buscó la inspiración en motivos de pinturas medievales en los que se contemplaban juglares, las hogueras donde quemaban a las brujas, la peste o incluso la muerte jugando al ajedrez, esta última sacada concretamente de un mural del pintor medieval de iglesias Albertus Pictor, quien también aparece como personaje en la película. Para el papel del caballero atormentado, Bergman contó con su actor fetiche, Max Von Sydow, con el que había trabajado anteriormente en La señora Julie y con el que repetiría en multitud de películas posteriores como El manantial de la doncella, La hora del lobo o La vergüenza. El séptimo sello ganó el premio especial del Jurado del Festival de Cannes ex aequo con Kanal y se convirtió rápidamente en un filme de referencia. En (500) días juntos hay una pequeño guiño hacia ella en una escena en la que su protagonista, Tom (Joseph Gordon-Levitt), juega a una partida de ajedrez con Cupido en una playa.
Comentario: Sólo he visto dos películas de Bergman hasta la fecha, pero ya me he dado cuenta de que para afrontar su filmografía hay que cambiar el chip con el que vemos cualquier otra película, ya sea comercial o no, porque su cine es más bien de arte y ensayo, narrativas poco tradicionales que giran en torno a una idea en vez de a una historia. Con El séptimo sello sigue sin entusiasmarme pero al menos esta vez me ha interesado mucho más que con el encriptado filosófico de Persona, pues sus cavilaciones acerca de la muerte, la religión y la dualidad bondad/maldad del ser humano encierran múltiples lecturas que no van tan opuestas a un desarrollo argumental clásico, aunque el ritmo siga resintiéndose. Eso sí, la fotografía es maravillosa, me imagino que será una constante en las películas de Bergman, y tiene varias conversaciones impagables, en espacial las que mantiene el caballero con la Muerte y con la muchacha semejante a Juana de Arco.
Próximo visionado: Poltergeist (1982)
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