Últimamente he estado considerando seriamente la idea de ver todas esas películas que están permanentemente en el limbo del “Próximamente” a través de métodos ilegales para luego comentarlas por aquí. Suelo ser muy paciente con los retrasos de los estrenos, pero tengo un límite, sobre todo con películas que tengo muchas ganas de ver desde hace tiempo como Blue Valentine, Rabbit Hole o Veronika Decides to Die que se pueden encontrar en perfecta calidad y subtituladas por la red. Dejo constancia de mi ultimátum tras ver una película con la que había perdido toda esperanza de que, al menos, se editara en España en DVD: Southland Tales. Casi cinco años han pasado desde su estreno americano, así que dudo mucho de que alguna distribuidora española se vaya a acordar de ella en el futuro.
Para hablar de la película mejor nos ponemos primero en antecedentes: Richard Kelly debutó en el cine con Donnie Darko, una extraña fábula de ciencia ficción y de bajo presupuesto que se convirtió en película de culto al instante. Para su siguiente trabajo, Kelly quiso ser mucho más ambicioso ideando una historia que se dividiría en seis capítulos al más puro estilo Star Wars; los tres primeros serían novelas gráficas y los otros tres compondrían un largometraje, Southland Tales. La película generó mucha expectación, incluso fue escogida para la Sección Oficial del Festival de Cannes, pero desgraciadamente para Kelly el público que asistió a la proyección la recibió con abucheos y varapalos.
Sony Pictures compró los derechos de distribución de la película a cambio de algunos retoques en el metraje y una regrabación de la voz en off. El filme se estrenó en Estados Unidos el 14 de Diciembre de 2007 con más pena que gloria, alcanzando una recaudación mundial aproximada de 375.000 dólares habiendo costado 17 millones, aunque eso sí, se trata de un presupuesto muy modesto comparado con las cantidades que se suelen manejar en Hollywood. Southland Tales cuenta con sus fervientes seguidores pero ni mucho menos alcanzó el éxito de Donnie Darko, algo que Richard Kelly intentó solventar con su siguiente trabajo, The Box, que tampoco consiguió igualar las buenas sensaciones que había dejado su debut.
Y a todo esto… ¿de qué va Southland Tales? Pues a grandes rasgos está ambientada en una 3ª Guerra Mundial que se inicia en el año 2008 tras una serie de ataques nucleares a Texas, lo que provoca que las fuerzas de seguridad del Estado se endurezcan, surgiendo una organización que controla absolutamente todo, incluso la red. Mientras tanto, los recursos petrolíferos escasean y surge una nueva forma de energía conocida como ‘karma fluido’ que también puede ser utilizado como psicotrópico, por lo que es utilizado para experimentar con los soldados. En mitad de esta debacle, un famoso actor, yerno de un importante político republicano, es encontrado en el desierto con amnesia y luego se da por desaparecido; en realidad se encuentra con una actriz porno, Krysta Now, con la que ha escrito un guión sobre el apocalipsis del mundo.
¿Un poco extraño no? Pues eso es tan sólo un resumen muy escueto del planteamiento de la película, que como ha sido desarrollado en las novelas gráficas lo resumen en los primeros minutos del filme, provocando en todos los que no las hayan leído una difícil digestión ante la gran cantidad de información y personajes que hay involucrados. El desarrollo de la trama a lo largo de las más de dos horas que dura la cinta crea tres incógnitas por cada aclaración que hace hasta desembocar en un final que aún no he logrado comprender. Si alguien ha visto la peli y lo ha entendido que me lo explique, lo digo en serio.
Southland Tales es de esas películas que crean tantas pasiones como odios, pero yo me voy a quedar en un término medio. Tiene elementos a su favor, como la banda sonora, el número musical en playback de Justin Timberlake, todo lo que concierne al personaje de Krysta Now (la tertulia de actrices porno es impagable) y algunas ideas del guión como esa organización que controla absolutamente todo por la supuesta seguridad de la nación. Pero esos hallazgos quedan un tanto ensombrecidos ante grandes errores como una voz en off que recita pasajes de la Biblia y que acentúa esa sensación de pretenciosidad en la que está envuelta toda la película, personajes desdibujados o que aparecen directamente de la nada (los recortes de montaje tendrán algo que ver) o la obsesión que tiene Kelly por los viajes en el tiempo, un elemento que se introduce al final de la película para hacerla aún más indescifrable.
El reparto es tan extraño como el conjunto, mezclando actores populares como Dwayne “The Rock” Johnson y Sean William Scott con veteranos como Miranda Richardson y John Larroquette, estrellas juveniles del pasado como Sarah Michelle Gellar, Justin Timberlake y Mandy Moore o rarezas como Bai Ling y Zelda Rubinstein, la médium de Poltergeist. En definitiva, Southland Tales es una película inclasificable que hubiera sido mucho más si Richard Kelly no la hubiera inflado con tantas paranoias, idas de olla y pretensiones de crear la próxima gran saga de ciencia ficción. El chico tiene talento, pero tiene que aprender a madurar sus ideas… y tampoco estaría mal que les diera algo de sentido.
5/10
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